Muchos cruzaron los dedos al comenzar este 2024; los supersticiosos, muy aprensivos porque es año bisiesto y presagia infortunios; y la mitad de la población del planeta con incertidumbre al tener que votar, pues, más de 70 países tienen elecciones. Destaca entre todos Venezuela.
Casi cuatro mil millones de personas escogen este año presidentes, primeros ministros, alcaldes y parlamentarios. En ciertos países los comicios causan desasosiego, en otros habrá sorpresas y para los menos será sólo un trámite. Ah, y está Venezuela.
Inimaginable es el sufragio en India con 968 millones de personas habilitadas para votar (más que todos los europeos, gringos y rusos juntos), suficiente para colapsar cualquier sistema electoral, así que mejor lo distribuyen en unos 40 días para que fluya. Pero se hablaba más de los 21 millones de votantes en Venezuela.
También es año electoral para naciones con armas nucleares que se diputan el poder y el nuevo orden mundial: en Rusia escogieron a Vladímir Putin para otro período con la guerra de Ucrania de fondo, y en Estados Unidos se disputaban un candidato convicto -Donald Trump- y un anciano desconcentrado -Joe Biden-, que ya renunció. Sin embargo, sonaba más la reelección de Maduro en Venezuela.
También se apuntan masivas votaciones por número de habitantes: en Europa hay 447 millones, la mayoría escogió su Parlamento comunitario; Indonesia suma 275 millones de personas; en Pakistán son 235 millones; en Bangladés, que atraviesa una dura crisis, 171 millones; en México, 127 millones. No obstante, importaban más los 28 millones de Venezuela.
Entonces ¿qué tiene Venezuela que mueve un glotón interés mundial y unas insaciables ganas de caerle encima? Pues nada, la mayor reserva de petróleo del mundo, calculan que unos 300 mil millones de barriles, que hacen frotarse las manos a las antiguas compañías europeas y estadounidenses que lo extraían inmisericorde y que se desgarran por volver.
El petróleo no sólo vale por su volumen, es también una poderosa herramienta política que dicta las estrategias internacionales a través de los precios, y Venezuela es miembro fundador de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que decide el movimiento y valor de las mercancías, el transporte y parte de la industria mundial.
Si no bastara esa impresionante franja petrolífera del Orinoco y otras regiones abundantes, los venezolanos guardan en su subsuelo la octava reserva de gas natural del mundo, además de oro, plata, aluminio, níquel, hierro. El imparable río Caroní sirve para producir la mayor parte de la energía hidroeléctrica.
En Honduras ocurrió un golpe de Estado y dos brutales fraudes electorales que hasta en la Organización de los Estados Americanos (OEA) lo reconoció su secretario Luis Almagro, pero no tenemos petróleo todavía y en el mundo a casi nadie le importó. Aún así, hay quienes creen que Europa, Estados Unidos y sus súbditos presionan y afligidos no duermen por la democracia en Venezuela.
