Los comportamientos y actuaciones de las actuales élites políticas nos indican claramente que los hondureños iremos a comicios primarios y generales en 2025 sin haberse aprobado reformas políticas sustanciales. Engavetadas quedaron las propuestas de diferentes grupos que exigen balotaje, verdadera regulación del financiamiento de las actividades políticas y cambios en los mecanismos de elección, entre otras tantas necesidades de cambios político-electorales. No fueron escuchadas las recomendaciones emanadas de las misiones de observación electoral tan cruciales como la Unión Europea y la Organización de Estados Americanos. Menos, para que tomaran en cuenta las propuestas de organizaciones locales. Eventualmente se repetirán episodios horrorosos de violencia política (similares a 2017 y 2021). Según se percibe, seguirá el abuso de los recursos fiscales para propaganda política.
En medio de todo este panorama de conflictos, improvisaciones y manipulaciones, tendremos que seguir utilizando el mecanismo de elección de diputados mediante papeleta con casilla individual para cada candidato o candidata. Será la sexta ocasión en la que los votantes tendremos que ver esa gran cantidad de logotipos de variados colores, nombres y fotografías para hacer nuestra lista de escogidos con sus números de casilla. Debería ser un mecanismo que posibilite escoger lo mejor para el parlamento siempre y cuando los electores no nos dejemos imponer la ilegal plancha y, que no haya fraude en el escrutinio.
En lo personal, recuerdo la dura experiencia de proponer y defender la aplicación de ese procedimiento para la elección de diputados a partir de los comicios de 2005. En las reuniones de la comisión política de los partidos en los años 2002 y 2003, fui objeto de burlas al considerar que por ejemplo para el departamento de Francisco Morazán se entregaría una papeleta con 115 fotografías para escoger los 23 candidatos. Me decían que era una locura, que los electores serían incapaces de entender y que, a mi propuesta la denominarían “la sábana de Martín”. Muchas jornadas en las que me tuve que tragar burlas e hilaridades mientras iba argumentando, entre otras cosas, que era factible darle a los electores la oportunidad, en primer lugar, de conocer a los candidatos (antes votábamos a ciegas) y que, la elección de diputados por distrito electoral tendría que irse dando con el tiempo siempre y cuando se fortalecieran las instituciones electorales.
Esa “sábana” significó un avance en medio de los rezagos del sistema electoral hondureño concentrado en el control de los partidos tradicionales con el acomodamiento y ausencia de valentía y visión de los partidos pequeños. Con el tiempo, este mecanismo ha sido víctima de distorsiones mafiosas. Luego, con la cantidad de partidos que han sido autorizados y a los que por negligencia de los funcionarios electorales no se las ha aplicado la ley en cuanto a requisitos para mantener su inscripción, ahora la cantidad de fotografías de candidatos ha crecido descomunalmente. En Francisco Morazán por ejemplo, hubo en 2021 una papeleta con 322 fotografías y 280 en Cortés. Para 2025 se proyecta unos 18 partidos políticos y, la papeleta podría contener 414 y 360 rostros de candidatos en Francisco Morazán y Cortés, respectivamente. En Cortes, deberían ser 450 respetando la ley y aplicando correctamente la distribución de diputados con base en los cambios en la población.
Obviamente, ya no solo tendremos una “sábana”, quizás pensaremos en un “edredón”. En esta materia, se hace necesario ya reformas profundas en el mecanismo de elección y una reducción racional del número de diputados.