Rescatando el olvido

Diversos compatriotas de mérito y valía han quedado sepultados por el transcurso del tiempo, en buena medida por falta de investigación respecto a sus trayectorias y aportes.

  • 04 de septiembre de 2024 a las 00:00
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Diversos compatriotas de mérito y valía han quedado sepultados por el transcurso del tiempo, en buena medida por falta de investigación respecto a sus trayectorias y aportes. Gracias al interés y acuciosidad de académicos y editoriales, sus pesquisas en archivos y publicaciones periódicas ofrecen el “descubrimiento” de hombres y mujeres que durante el transcurso de sus existencias brindaron lo mejor de sus talentos para el estudio e interpretación de las sociedades y hechos acaecidos ocurridos antes o durante sus vidas.

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Martha Luz Mejía, periodista, con sus biografías de Olimpia Varela y Varela, Jorge Fidel Durón, Eliseo Pérez Cadalso. En Estados Unidos, la compatriota docente Suyapa Portillo publicó Roots of Resistance, que revela los aportes femeninos durante las huelgas de 1954. Tal libro mereció premio por la calidad de su contenido, que abrió nuevas perspectivas para la comprensión de tal movimiento social, el más trascendente de nuestra historia.

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Rina Villars, basándose en el ensayo de Ramón Oquelí, escribió la biografía novelada del militante comunista Juan Pablo Wainwright. Igualmente, a las damas pioneras en la lucha por obtener el derecho al voto, en “Para la casa más que para el mundo: sufragismo y feminismo en la historia de Honduras”, y a Graciela Amaya de García, activista de izquierda en las primeras décadas del siglo XX. Patricia Castillo, con “Ellas, en la otra parte de la historia hondureña” (1824-1956), incluye biografías de 48 compatriotas. Rafael Bardales Bueso a Manuel Bonilla con “Imagen de un líder”. Juan Ramón Martínez a Lucila Gamero de Medina, novelista, con “Una mujer frente al espejo”.

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Los colegas Rolando Sierra y Miguel Rodrigo publicaron obras acerca de la poeta Juana Pavón y el docente Juan Domingo Torres, el primero, en tanto, el segundo, al estadígrafo, político, seguidor de Morazán, José María Cacho, autor de “Anuario estadístico del departamento de Gracias” (hoy Lempira). Ismael Zepeda, historiador y genealogista, a Santos Soto, comerciante de origen modesto, en su época el hombre más pudiente del país, socio fundador del Banco de Honduras, la primera institución financiera hondureña.

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El médico, recientemente fallecido, Enrique Aguilar-Paz Cerrato, a su padre, químico y cartógrafo Jesús Aguilar Paz, con “El alquimista de Gualala”. Mario Membreño a mentores hondureños con “Diccionario de educadores”.

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La Secretaría de Desarrollo Social recién compiló los escritos, hasta ahora dispersos, de Visitación Padilla, maestra, feminista, patriota. Y el “Boletín de la Defensa Nacional” del intelectual Froylán Turcios, cuya vida y obra ha sido escrita por el bardo y diplomático José Antonio Funes. La Secretaría de las Culturas, las Artes y los Patrimonios de los Pueblos de Honduras publicó la novela galardonada en Estados Unidos “Peregrinaje”, de Argentina Díaz Lozano; “Antología de minificcionistas hondureña”, compilada por José Zelaya; “Emergiendo del mar: antología de cuento poético”, de Alejandra Flores Bermúdez, Adriana Padilla, Handy Álvarez y Alejandra Paredes Lardizábal. La Editorial Guaymuras a Rigoberto Padilla Rush, dirigente de la izquierda nacional, con “Memorias de un comunista”, compiladas por Marvin Barahona, así como los testimonios de la dirigencia del primer Comité de Huelga en “El olvido quedó atrás”.

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