Columnistas

Los retos globales para 2024

La guerra de Ucrania. El conflicto entre Rusia y Ucrania cada vez aparece más estancado y no se detectan grandes cambios territoriales sobre el terreno a pesar de que la guerra sigue su curso. La famosa contraofensiva ucraniana parece haber acabado en aguas de borrajas, sin grandes avances ni cambios, mientras Rusia parece mostrar una mayor capacidad ofensiva y de resistencia frente a los ucranianos. Con un 20% del territorio ucraniano ocupado por Rusia, en esta guerra de desgaste en que se ha convertido el conflicto, los rusos tienen muchas más posibilidades en el largo plazo de seguir resistiendo que Ucrania. Tienen más hombres, armas y tiempo. Aparte de estas consideraciones, hay que señalar el desgaste y el cansancio de Occidente ante la guerra y la escasa voluntad de ambas partes por sentarse a negociar, pese a que Kiev debería ir barajando seriamente una salida negociada a un conflicto que no se resolverá por la fuerza de las armas, toda vez que Rusia muestra una capacidad de resiliencia que ha superado a las expectativas occidentales sin que, además, las sanciones económicas le hayan causado aparentemente grandes daños.

El conflicto de Oriente Medio. El ataque terrorista de Hamás contra Israel el pasado 7 de octubre ha dinamitado todos los puentes y canales de diálogo entre palestinos e israelíes. El golpe dado al Estado hebreo, con un coste de más 1.300 víctimas, 3.000 heridos y unos 250 rehenes secuestrados, acabó degenerando en la ofensiva de Gaza, con otros miles de muertos, y en una guerra abierta entre Hamás e Israel en la que peor parte se la han llevado los dos millones largos de habitantes de este territorio. Simplemente, se han convertido también en rehenes de Hamás. Israel ya ha anunciado que destruirá Hamás y que este grupo terrorista nunca volverá a gobernar en Gaza, al tiempo que la inestabilidad se ha apoderado de toda la región, incluyendo el Líbano, donde se han intensificado los ataques del grupo pro iraní Hezbolá contra Israel y las incursiones israelíes contra posiciones de las milicias de esta organización. La conclusión final es que cada vez se está más lejos de la fórmula de los “dos Estados” para resolver el conflicto y que recuperar la confianza entre las partes para alcanzar un acuerdo político que traiga la paz a la región parecen, al día de hoy, objetivos casi inalcanzables.

Tensiones en el Cáucaso. A pesar de que el año termina con la total derrota de Armenia en las guerras del Cáucaso, ya que ha perdido quizá para siempre el enclave de Nagorno Karabaj, del que ya han salido más de 102.000 habitantes de sus 120.000 censados, la paz sigue prendida con alfileres en esta parte del mundo. La victoriosa posición de la que ha salido de la guerra Azerbaiyán, que sigue teniendo apetencias territoriales con respecto a Armenia, hacen presagiar que todavía se está lejos un verdadero tratado de paz entre estos países que ponga fin a sus litigios y enfrentamientos seculares. Armenia, que fue abandonada por todos en la tercera guerra del Cáucaso, o la guerra de un día entre el 19 y el 20 de septiembre de este año, está en una posición mucho más débil que Azerbaiyán y sin sólidos aliados regionales, toda vez que Rusia y Turquía apoyaron a Bakú en la última crisis en que los azeríes ocuparon Nagorno Karabaj a los armenios. Sin ese tratado de paz al que nos hemos referido antes, la espada de Damocles sigue pendiendo sobre Armenia.

El regreso de Donald Trump. Si los electores norteamericanos no lo remedian y las encuestas no se equivocan, seguramente el próximo presidente de los Estados Unidos será Donald Trump, lo que significará un gran cambio a nivel global y tendrá consecuencias en todo el planeta. Para Ucrania, dada la cercanía de Trump con el presidente ruso, Vladimir Putin, puede significar su definitiva capitulación frente a Rusia y la cesión de algunos territorios demandada por los rusos. Sin la ayuda occidental y el apoyo norteamericano, Ucrania no resistiría la guerra por muchos meses más. También es de prever una nueva “glaciación” en las relaciones entre Estados Unidos y sus socios de la OTAN y la Unión Europea (UE), a la que el máximo líder norteamericano desprecia abiertamente y sin tapujos. Con respecto a China, tal como vimos en su primer mandato, no es de prever una mejora en sus relaciones, sino más bien lo contrario, y el aumento de las tensiones políticas, económicas y comerciales volverá a estar presente en las relaciones entre estos dos gigantes.

Las elecciones de Venezuela. Aunque se han generado muchas expectativas positivas con respecto a la candidatura de la opositora María Corina Machado, existen serias dudas de que el régimen de Nicolás Maduro vaya a garantizar unas elecciones libres, transparentes y con plenas garantías para la oposición democrática. La clave está en saber si el régimen venezolano, una vez derrotado como sugieren las encuestas en un proceso limpio, será capaz de permitir el recambio y abrir un proceso de transición a la democracia o, por el contrario, se atrincherará en su “búnker” imposibilitando toda tentativa de cambio político al actual punto muerto.

México, en su diván electoral ante unas elecciones cruciales. Las elecciones previstas para este año en México no parecen que vayan a mostrar grandes cambios políticos y la coalición heredera sucesora del gobernante Morera, Seguimos Haciendo Historia, aparece en todos los sondeos y encuestas a mucha distancia de su principal contrincante, Fuerza y Corazón por México (FCM). La candidata de Seguimos Haciendo Historia, Claudia Sheinbaum Pardo, dobla en intención de voto a Xóchitl Gálvez Ruiz, candidata de FCM. En definitiva, de cumplirse estos pronósticos, se puede augurar una derrota total de los partidos tradicionales (PRI, PAN y PRD), que conforman FCM, y una clara consolidación de la ascendente izquierda mexicana pese a los años de desgaste del ejercicio de gobierno en estos seis años.

Año decisivo para Argentina. El recién electo presidente argentino, Javier Milei, tiene ante sí enormes desafíos este año después de haber generado grandes expectativas en la sociedad argentina y tras una gran victoria frente a los peronistas. Milei tendrá que hacer frente a inflación anual del 160%, una pobreza que supera al 40% del censo argentino, una escasa o nula credibilidad internacional en los mercados y organizaciones financieras internacionales, frenar la alarmante inseguridad creciente en las calles y, finalmente, deberá restablecer sus relaciones con el mundo tras unos años caracterizados por haber desdibujado a Argentina de su tradicional política exterior, alejándose de los Estados Unidos y la Unión Europea (UE) durante años.

Sin contratiempos para la reelección de Putin. Sin libertad de prensa y con todos los disidentes detenidos, exiliados o acallados, el actual presidente ruso Vladimir Putin lo tiene relativamente fácil para reelegirse en los próximos comicios a celebrar en marzo de este año. Putin desmontó en los últimos años todo vestigio de las escasas libertades y derechos con los que contaban los rusos, prohibió y persiguió a todas la organizaciones, medios y fuerzas que cuestionaban su proyecto totalitario y acabó, arrancándola de cuajo, con cualquier atisbo de esperanza de una Rusia libre y democrática.

Asia, entre Taiwán y Corea del Norte. China, que no considera a Taiwán un país sino una “isla rebelde” que algún día se anexionará, está muy atenta a las elecciones a celebrar en la isla en este mes de enero del año que empieza y espera una derrota del actual partido gobernante, el Demócrata Progresista, y una victoria del Kuomitang (nacionalista), menos beligerante con respecto a sus posiciones. Aunque la tensión seguirá en la zona, sobre todo por las constantes violaciones del espacio aéreo y marítimo de Taiwán por parte de aviones y naves chinas, no parece que una invasión militar a gran escala se vaya a producir durante el presente año. En lo que respecta a Corea del Norte, los planes de rearme continúan y periódicamente sigue con sus pruebas y lanzamientos de misiles balísticos en el mar de Japón. E incluso ha amenazado con desarrollar misiles capaces de alcanzar a los Estados Unidos. Sus vecinos, pero principalmente Corea del Sur y Japón, siguen con preocupación la creciente militarización del régimen comunista norcoreano, que no ahorra en declaraciones explosivas y amenazantes, tales como provocar un ataque nuclear contra los Estados Unidos. Corea del Norte, por cierto, se ha convertido en uno de los principales aliados de Rusia en esta zona del mundo y parece que ayuda militarmente a los rusos en la guerra de Ucrania.

India renovará su legislativo. Si no hay sorpresas de última hora y cambios en las tendencias electorales, el primer ministro indio, Narendra Modi, ganará las próximas elecciones legislativas a celebrar en el primer semestre del 2024, lo que significará la consolidación del acento nacionalista en la política exterior india. India cada vez se mantiene más distante de Occidente, mientras mantiene su cercanía política con Rusia, a la que compra armas y apoya en su “cruzada” ucraniana, y coquetea con China, a pesar de que tienen varios litigios territoriales sin resolver y han tenido algunos enfrentamientos militares en los últimos años.

Elecciones al Parlamento Europeo. Serán unas elecciones cruciales y un test acerca de si realmente el avance de la extrema derecha se consolida en el continente o si, por el contrario, es una tendencia pasajera propia de un momento de malestar social, político y económico. También será una cita clave para determinar si la crisis de la socialdemocracia se afianza y los partidos socialistas o socialdemócratas siguen inmersos en su grave sangría de votos que les ha llevado a la desaparición en numerosos países, como Italia, Francia, Grecia, Hungría y Polonia, por poner sólo algunos ejemplos. También están por ver los costos que tienen para los socialdemócratas alemanes su controvertido (e inútil) gobierno de coalición con los verdes y liberales, en el conocido como ejecutivo del “semáforo”, y para los socialistas españoles de Pedro Sánchez -el PSOE-, en el sentido si los electores les pasarán la factura por la famosa Ley de Amnistía y por sus pactos con Bildu, el brazo político de ETA.