Segundo debate... llegó la hora de Kamala

Si el primer debate supuso el fin de la carrera presidencial para Joe Biden, el segundo ha confirmado que Kamala Harris es un obstáculo muy serio para las aspiraciones de volver a la Casa Blanca de Donald Trump

  • 13 de septiembre de 2024 a las 12:30
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“¡No habrá tercer debate!” Así sentenció Donald Trump en uno de sus múltiples mensajes publicados en la red social Truth Social después del reciente debate presidencial sostenido con Kamala Harris en el canal televisivo ABC. El anuncio lo hizo en medio de una serie de fuertes señalamientos contra su enconada rival, en los que, curiosamente, se declaraba vencedor de aquel enfrentamiento.

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Sin embargo, varias encuestas serias realizadas después del debate mostraron que hubo gran diferencia... pero a favor de Harris. Una de ellas, la de YouGov dio como ganadora a la candidata demócrata con un 53% de las opiniones favorables, contra un 31% que se inclinaron por Trump, criticado en medios estadounidenses por utilizar mentiras o frases engañosas en sus argumentaciones, especialmente cuando se refería al tema de las migraciones, que es su caballo de batalla.

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En este sentido, llegó a asegurar que en la localidad de Springfield (Ohio) “la gente que llega (los migrantes) se está comiendo a los perros y los gatos; se comen a las mascotas de los que viven allí”. Su exageración –que ha sido mostrada como una absoluta mentira por varios medios de prensa–, pretende mostrar a los inmigrantes como cavernícolas, violentos insensibles, incultos e inadaptados socialmente.

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En el debate destacaron las mentiras, inexactitudes, frases engañosas y perspectiva distorsionada, casi siempre expresadas por Donald Trump, quien no se mostró cómodo en sus intervenciones, ya fuera atacando o defendiendo sus posiciones, como sí sucedió en el primer debate presidencial cuando dejó mal parado a un envejecido y poco reactivo Joe Biden.

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De hecho, hay que destacar que ese primer debate fue demoledor y favorable para Trump, mientras que Biden no tuvo más camino que apartarse de la carrera presidencial y ceder su puesto como candidato demócrata a su vicepresidenta, más joven y energética, para hacer frente a quien ya parecía seguro ganador de las elecciones del 5 de noviembre.

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Ahora las cosas han cambiado radicalmente.

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Desde que asumió la candidatura, Kamala Harris no ha dejado de crecer en las encuestas, hasta recuperar, aunque sea por poco margen, el primer lugar en la preferencia de los estadounidenses. Si bien nadie cree que el resultado de este debate será decisivo en la batalla por ocupar la Casa Blanca, si puede ser un parteaguas, con una Harris más sólida y confiada. Ahora se verá a la vicepresidenta en un papel firme y con determinación, porque ha demostrado poder manejar a un feroz Trump, que muchos de sus seguidores siguen considerando invencible.

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Sin embargo, en este debate se le vio titubeante, poco profundo –hasta reconoció no tener un plan de salud para sustituir al Obama Care que dice despreciar tanto– y, en términos generales, no se pudo mostrar como el gran presidente que asegura fue y volvería a ser.

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Para Latinoamérica, su forma despectiva en tratar a los migrantes no puede augurar cosas buenas. Al contrario, es claro que considera a esta parte del continente poblada por personas inferiores, desde su peculiar punto de vista para hacer “de Estados Unidos una gran Nación”.

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Ciertamente el tema de la migración puede convertirse para cualquier país en un problema grave, pero tampoco hay que olvidar que la fuerza de los hispanos es un brazo importante en la economía estadounidense. Según el Centro para el Estudio de la Salud y la Cultura Latina (CESLAC), los latinos en Estados Unidos constituyen ya la quinta economía más grande del mundo.

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Más allá de la controversia que esta afirmación podría provocar, no cabe duda de que los hispanos son una fuerza importante para la economía de Estados Unidos. Ahora, el futuro de unos 11 millones de indocumentados, la mayoría de nuestros países, se decidirá de acuerdo al ganador de las elecciones de noviembre. Con Trump, sus posibilidades son casi nulas, aunque no hay que pensar que con Harris la tendrán fácil.

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Volviendo al tema del debate presidencial, la conclusión es clara: si Trump se sintiera el ganador auténtico, buscaría rematar en un segundo enfrentamiento a su rival. Sin embargo, entiende que la balanza no se inclinó a su favor. Sabe que no estuvo a la altura ni fue el manejador de las polémicas. Intuye –y sus asesores pensarán lo mismo–, que un nuevo “cara a cara” le puede poner en una situación como la que vivió Biden antes.

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Si las elecciones fueran como en el resto de los países de América y se decidieran simplemente por el voto popular, me atrevería a decir que las posibilidades de Trump se vuelven cada vez más remotas. Pero como dependen de estados críticas y claves, aún pueden suceder muchas cosas. Lo que es innegable es que el debate presidencial dejó a Kamala Harris como seria aspirante a ocupar el Despacho Oval.

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