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Sitiadas, conquistadas, destruidas

DELENDA EST CARTAGO. Cartago debe ser destruida. Así concluía sus intervenciones en el Senado el guerrero, político y escritor romano Marco Porcio Caton (Caton el Viejo), exhortando a sus compatriotas para proceder a la derrota de la rival de Roma, atacando a la capital fenicia cercana a la actual ciudad de Túnez, demolida hasta sus cimientos, no dejando piedra sobre piedra.

Sitiada durante tres años, fue saqueada y destruida por las legiones romanas el 146 A. C., concluyendo así, con la Tercera Guerra Púnica, la victoria imperial, final y definitiva. Igual suerte sufrió Jerusalén y su templo el año 70 de nuestra era.

Cuatro años antes, los judíos se levantaron en armas para expulsar a los invasores romanos. El 73 sitiaron la fortaleza de Masada, decidiendo sus defensores suicidarse colectivamente antes que rendirse.

El historiador Flavio Josefo estimó que tras haber sido vencida la rebelión judía, perecieron 1,100,000 y 97,000 vendidos como esclavos. En 1941 la invasión alemana a la Unión Soviética sitió Leningrado (actualmente San Petersburgo), durando más de dos años el asedio.

El historiador Max Hastings afirma que el sitio “asumió un carácter único en su horror y costo a los defensores y ciudadanos, más vidas que las pérdidas sufridas por Gran Bretaña y Estados Unidos durante toda la guerra” (Inferno. The World at War, 1939-1945, pp. 164-165). El propósito de Hitler era que los pobladores perecieran de hambre, además de bombardeos masivos en instalaciones civiles: calles, escuelas, hospitales (p. 166).

Escorbuto, disentería, antropofagia fueron consecuencias de la falta de alimentos. Para febrero de 1942, morían 20,000 personas diariamente (p. 171). Oficialmente se afirmó que perecieron 632,253 personas durante el bloqueo, pero la cifra verdadera se asume fue al menos un millón. (p. 307). Para enero de 1943, el sitio había sido levantado sin lograrse la rendición de la urbe. Los ejércitos soviéticos pasaban a la ofensiva.

Un nuevo ciclo de violencia enfrente hoy a dos pueblos vinculados por lazos étnico-históricos: el palestino y el hebreo. La Franja de Gaza, poblada por 2.3 millones de habitantes, con ingreso per capita de $1,250 anuales, inferior al de Haití, con tasa de desempleo y pobreza de alrededor del 50%, está sometida a bombardeos de saturación, por aire y tierra, causando miles de bajas en su población civil, sin que hasta ahora se alcance un cese de fuego, con creciente escasez de agua potable, alimentos, medicinas.

Sometida desde hace años a un doble bloqueo económico durante 16 años, por Israel y Egipto. Se conmina a la población del norte de Gaza a desplazarse al sur, también sometida a bombardeos. Así, están atrapados sin salida. La muerte de civiles, israelitas y palestinos, no debe ser vista como “daño colateral”. La muerte está venciendo a la vida, con terrible costo de víctimas: niños (as), jóvenes, adultos, todos no combatientes.