Tormenta innecesaria

. Los consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE) han declarado reiteradamente que el proceso electoral se desarrollo en calma y con éxito en un poco más del 99%

  • Actualizado: 10 de abril de 2025 a las 00:00

Como una verdadera tormenta ha resultado el proceso electoral primario del pasado 9 de marzo. Los consejeros del Consejo Nacional Electoral (CNE) han declarado reiteradamente que el proceso electoral se desarrollo en calma y con éxito en un poco más del 99%. Ha habido irregularidades surgidas en algunas Juntas Receptoras de Votos, pero no mayor de lo ocurrido en las elecciones previas, por lo que dichas actas de votación han pasado a escrutinio especial, esperando se aclare objetivamente. Esperábamos que estas anomalías desaparecieran con la enorme inversión realizada en tecnología para adecentar el proceso. Habrá que identificar herramientas adicionales para eliminar, por ejemplo, la inflación de votos, que en palabras sencillas es fraude, sin menoscabo de la necesidad de cambios estructurales en el CNE con vistas a convertirlo en un organismo estrictamente técnico. Llamó la atención, hasta el grado de escándalo perdurable, el inicio tardío de las votaciones en varias estaciones en Tegucigalpa y San Pedro Sula, donde hubo cambio del transporte de las maletas electorales de camiones a buses, con lo que se violaron cláusulas contractuales; pero más grave aún fue la llegada de las maletas doce horas después de iniciado el proceso al respectivo centro de votación. Afortunadamente, la población en un ejemplo sin precedente en nuestra historia electoral, se mantuvo firme hasta más allá de la medianoche para depositar su voto, muestra de indiscutible civismo ciudadano. Aun no se sabe a ciencia cierta si ello fue el resultado de una desorganización logística o responde a malicia con el ánimo de desprestigiar el proceso, esto último, por la manera en que ocurrió; si fuere cierto, sería producto de mentes malvadas. No obstante, lo que uno u otro pueda creer, ha generado un gran desencuentro dentro del CNE y entre los partidos políticos, aupado por la exacerbación mediática, para insinuar culpables. Lo cierto es que, a falta de una investigación detallada y exhaustiva, es de esperar que continuaran fluyendo fantásticas teorías de conspiración. Si el mismo CNE, independientemente de sus conflictos internos, reconoce que el proceso fue exitoso, es decir, sin masivos fraudes, comunes en elecciones primarias pasadas, no vemos razón para continuar especulando, manipulando, estigmatizando y descalificando a personas e instituciones. Procede más bien dejar que el Ministerio Público realice la investigación respectiva y comparta sus resultados con las instituciones correspondientes y con el pueblo hondureño. No caben acusaciones ni señalamientos en uno u otro sentido y más bien debe realizarse un análisis científico de los procedimientos utilizados en tan complicado proceso, aprendiendo las lecciones para corregir errores y reafirmar su eficacia y confianza frente a las próximas elecciones generales. Continuar en la especulación y manipulación, con fines políticos, solo generará incertidumbre de cara a las elecciones de noviembre, incrementando con ello la conflictividad social y la desconfianza en nuestros procesos electorales ante la comunidad nacional e internacional.

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