Algo raro está pasando en la política. En un programa muy popular de la televisión hondureña, con una duración de una hora, llamó la atención que al tema de las elecciones en Venezuela le dedicaran 40 minutos, con una clara intención de destacar el papel de la oposición en aquella hermana nación. El balance informativo se ignoró completamente. EL HERALDO, periódico con una gran influencia en sus lectores, tiene espacios con diferentes enfoques, lo que le permite hacer la diferencia y quizás esta sea la mejor forma de contribuir con la libertad de expresión, cuestión que es una demanda de toda la prensa continental.
Las guerras ya no solo utilizan armas convencionales, ahora se utilizan las guerras híbridas, que es uso de toda clase de medios como las noticias falsas, guerras jurídicas, migración, intervención electoral extranjera y bloqueos a la actividad económica. La ventaja de estas guerras, para quienes las promueven, es que los responsables de los resultados, para algunos grupos sociales donde se aplica, termina siendo el gobierno del país que sufre las consecuencias.
Todos los gobiernos señalados de promover regímenes de izquierda tienen algo en común: surgieron de una situación conflictiva o de gobiernos dictatoriales de larga data. En el caso de Venezuela, la figura de Hugo Chávez está muy vinculada con el llamado Caracazo, que, según la opinión del desaparecido líder venezolano “fue la chispa que encendió el motor de la Revolución Bolivariana”, aspecto que no se debe olvidar al ser una de las causas que aumentó la pobreza y provocó las protestas donde datos conservadores señalan que hubo más de 300 muertos y decenas de desaparecidos. El Caracazo fueron actos de protesta y represión en rechazo a las medidas de ajuste económico impuesto por los organismos internacionales de crédito.
Nicaragua es un caso trágico, ahí la dinastía somocista se instaló, con la ayuda del Cuerpo de Marines de Estados Unidos, desde 1937 a 1979. Una rebelión popular logró implantar un gobierno que, a pesar de haber sufrido una derrota electoral y de una guerra impuesta, ahora se consolida un gobierno al margen de los dictados de la política de EUA.
El otro caso doloroso para América Latina es la situación de Cuba. Fidel Castro llega al poder derrocando al dictador Fulgencio Batista. Batista gobernó a Cuba con mano dura, estableciendo un régimen de represión brutal, todo con apoyo de los Estados Unidos.
En la agenda de Fidel no estaba el establecimiento de un régimen socialista, su propuesta, desde la Sierra, estaba orientado a establecer un gobierno democrático, que recuperara los principales recursos de la nación, estableciendo un régimen de justicia que resolviera los problemas sociales del país. Estados Unidos se mostró alérgico a los cambios y empezó una política hostil al nuevo gobierno, apoyando, hasta con acciones armadas, a los grupos desafectos. Esto orilló a los líderes de la Revolución a declarar el socialismo en Cuba.
Toda política de bloqueo y aplicación de leyes extraterritoriales son contrarias a la democracia y al progreso social y terminan castigando a los eternamente débiles.
