¡A Vicky Hernández finalmente se le hizo justicia!
No en Honduras, sí en San José, Costa Rica, merced al fallo de la Corte Interamericana de Derechos Humanos favorable a la compatriota transgénero, asesinada el 2009.
Gracias a la tenacidad y valentía de la Red Lésbica Cattrachas y su cuerpo legal fue posible tal sentencia que encontró al gobierno hondureño responsable por tal hecho, obligándolo a pagarle a su familia indemnización monetaria, creando beca para mujeres trans.
Ahora se requiere que se acate e implemente el fallo del más alto tribunal continental en materia de derechos humanos.
Este fallo sienta un precedente para que otros países americanos procedan denunciando a quienes violen derechos humanos por consideraciones de género y preferencia sexual, autoriza a personas transgénero a oficialmente alterar su identidad de género.
Desde su deceso ocurrieron irregularidades tales como no realizarle autopsia al cadáver, los testigos del crimen ejecutados, negativas iniciales del Ministerio Público a informar sobre los avances en las diligencias investigativas y copia del expediente, lo que se logró hasta casi dos años después. La madre de Vicky fue amedrentada por agentes de investigación.
La situación de las personas identificadas como LGBTI es dramática: del 2009 a la actualidad más de 300 han sido asesinadas, casi todos esos crímenes quedando en impunidad.
La comunidad LGBTI es uno de los segmentos poblacionales con más vulnerabilidad en Honduras, generada por la intolerancia de la sociedad machista que ve la existencia de lesbianas, gais, bisexuales, transgénero e interserxuales como una desviación de la conducta humana y no como un derecho humano de quienes pertenecen a esta comunidad diversa. La intolerancia es incentivada desde algunas instituciones como las iglesias, el ejército, la escuela, la familia misma, que históricamente han fomentado el machismo, el patriarcado, la brutalidad y la sumisión.
“Desde ellas parten las estigmatizaciones que promueven las agresiones y todo tipo de violencia hacia los miembros de esta comunidad” (ACI Participa. Informe Situacional Derechos Humanos 2017, p. 76).
Los crímenes de odio se intensifican y la inmensa mayoría quedan en la impunidad, lo que incrementa la determinación de quienes se dedican a la “limpieza social” a continuar con el exterminio de personas de la diversidad sexual que son percibidos como subhumanos, no poseedores de derechos ni garantías, descartando, en su óptica homofóbica, el principio universal de igualdad de la humanidad, independientemente de raza, credo y género.