Tras dos años de pandemia en los que las celebraciones de Navidad y año nuevo fueron suspendidas por motivos sanitarios, el comercio ha dejado ver su apuesta para las próximas fiestas, con el propósito de dinamizar la economía facilitando las compras a los consumidores. La esperanza es que este año el poder adquisitivo de la población sea mayor que el de 2021.
No obstante, saltan las alarmas ante los aumentos de la inflación, que en octubre fue cuatro veces más alta que en septiembre, al alcanzar una tasa acumulada de 8.33% como resultado de las alzas de alimentos como lácteos y hortalizas y por las subidas de los combustibles.
Esta será una de las navidades más costosas, vaticinan los comerciantes y los analistas de los temas económicos, que ven con preocupación como desde ya se registran incrementos en los precios de productos propios de la temporada, como el pan, el dulce, la canela, la leche y los huevos, necesarios para preparar las tradicionales torrejas de la temporada.
Pero eso parece no desanimar a quienes desde ya promueven sus ventas, principalmente en las plazas comerciales de Comayagüela, en las cuales, según los datos preliminares, se mueven unas 20,000 personas al día, volumen que confían se incremente exponencialmente una vez que se comiencen a hacer efectivos los pagos de aguinaldos, programados generalmente para los primeros días del mes de diciembre.
Es tiempo, entonces, de que las autoridades respectivas arrecien los operativos a nivel nacional para hacer cumplir las disposiciones de las leyes que castigan el acaparamiento y la especulación de estos productos de consumo básico y, en los casos que lo ameriten, aplicar las sanciones que la misma legislación establece.
Ya basta de tanta pasividad.