El desplazamiento forzado de personas es uno de los problemas que golpean a miles de familias que se ven obligados a dejar sus hogares, sus comunidades, su país, por diversas causas, entre las que resaltan la pobreza, la delincuencia, la violencia, amenazas, la extorsión y asesinatos, las escasas oportunidades de acceder a un empleo digno y los desastres naturales.
Es un tema recurrente en los informes del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos (Conadeh), pero también de organismos defensores de los derechos humanos a nivel internacional, que observan con preocupación y advierten del incremento de estos casos en todo el territorio nacional.
Este es un problema que a pesar de que las cifras que lo advierten son alarmantes, pasan desapercibidos en medio de la vorágine de problemas que abaten al país.
Las consecuencias son graves y dolorosas para las personas desplazadas, que en la mayoría de los casos dejan detrás de su huida a familias desintegradas, hijos e hijas abandonados, expuestos a las bandas delincuenciales o del crimen que les acechan.
Preocupante también es que, según las cifras de los estudiosos de este tema, el fenómeno del desplazamiento forzado de personas ha ido en aumento en los últimos años, al extremo que, entre el 2016 y el 2023, más de 8,200 personas estuvieron en riesgo y, en el peor de los casos, tuvieron que abandonar su lugar de residencia para salvaguardar su integridad física y su vida.
Los miembros de maras y pandillas fueron identificados como los principales agresores según las quejas sobre desplazamiento forzado atendidas por el Conadeh, seguidas por personas desconocidas para las víctimas, ya que recibieron las amenazas vía telefónica o a través de notas.
Debemos señalar que el Estado de Honduras ha reconocido en el pasado reciente que el desplazamiento forzado interno generado por la violencia y por el accionar de la criminalidad organizada crea situaciones y condiciones atentatorias contra la dignidad humana y en especial contra la vida, integridad, salud, libertad y seguridad de las personas.
Sin embargo, cierto es también que queda mucho por hacer con el propósito de garantizar la protección y asistencia humanitaria a los desplazados internos.