Este martes se conmemora en Honduras el Día del Árbol, un tributo al que es corazón del bosque y un recurso con el que la naturaleza nos dotó generosamente. Sin embargo, varios factores han contribuido a reducir nuestros bosques, de los que cada año se pierde aproximadamente un 3%, sobre todo por la tala ilegal y la quema.
Una de nuestras especies arbóreas que más han sufrido es el pino, declarado hace 90 años como el árbol nacional de Honduras gracias a su diversidad, con siete especies, y abundancia en la foresta nacional.
No obstante, la llegada del gorgojo descortezador del pino, cuyo último brote fue detectado en 2013 pero fue hasta un año después que se declaró “emergencia en el bosque”, afectó alrededor de 600 mil hectáreas de las 1.9 millones que había en nuestro país.
La respuesta tardía del Instituto Nacional de Conservación Forestal (ICF) en el control la plaga permitió su expansión y la destrucción de más de la cuarta parte de nuestra floresta.
Pero, aunque las autoridades aseguran que la plaga está controlada en un 98%, hay grupos que están sacando ganancia del río revuelto que dejó la emergencia, ya que seguimos viendo a lo largo y ancho del país un incesante flujo de camiones cargados de troncos de árboles de los que nadie da fe que son los afectados por el gorgojo.
Corresponde a las autoridades aumentar los controles para frenar el corte ilegal de árboles, un problema histórico agudizado por la corrupción. Y es que a pesar de que la explotación irracional e ilegal de los bosques es un asunto crítico, que apunta a nuestra sobrevivencia, no miramos todavía sensibilidad ni en la sociedad ni en las ONG, que solo sirven para agenciarse fondos en nombre de estos recursos.
En una medida que ojalá no se quede en un sueño para quienes aspiran a ver cambios efectivos, el gobierno lanzó este año el Plan Maestro de Agua, Bosque y Suelo, que busca dotar de capacidad técnica y financiera a instituciones y organizaciones locales encargadas de gestionar esos valiosos recursos y cuyos resultados, según el optimismo del Ejecutivo, se verán a corto y mediano plazo.
Que el tema esté en la agenda de gobierno es un paso adelante y que esta vez sí haya una verdadera voluntad es lo que falta por ver.