Editorial

En el Día de Lempira

Cada 20 de julio conmemoramos la épica gesta del primer héroe nacional, el cacique Lempira. La historia nos relata que entre 1537 y 1539, el pueblo lenca, asentado en el suroeste del territorio posteriormente identificado en el periodo colonial como Provincia de Honduras, nombró a uno de sus líderes para poner fin a las disputas intertribales y organizar la resistencia armada en defensa del pueblo lenca, su sociedad y forma de vida, amenazados de conquista y avasallamiento por la invasión española en el marco de su expansión por Mesoamérica en búsqueda de riquezas y poblaciones indígenas a someter por la vía militar e ideológica.

De su gesta, el historiador nacional Mario R. Argueta ha escrito que en esa lucha se decidía la permanencia o extinción de la libertad, identidad, patrimonios materiales y culturales que los españoles buscaban apropiarse para reducir a los habitantes originales de la nación hondureña a la esclavitud y servidumbre, y que solamente su muerte en combate posibilitó la capitulación indígena, su sometimiento y despojo.

Sus descendientes continúan hoy viviendo en el aislamiento, con altas tasas de mortalidad infantil, desnutrición, insalubridad y analfabetismo, pero se mantienen en pie de lucha en defensa de sus recursos naturales: minerales, forestales e hídricos, de propiedad colectiva, expuestos a privatizaciones y modelos que irrespetan sus cosmovisiones culturales y patrimoniales, sus valores y organización social comunitaria.

En este Día de Lempira confiamos que ni la pandemia que obligó al cierre de las escuelas y a la enseñanza virtual ha sido ni será obstáculo para que los estudiantes de hoy, los niños, las niñas, los jóvenes, estudien, conozcan y valoren la gesta de Lempira, su amor por la patria y su lucha inclaudicable en defensa de la soberanía nacional, de los recursos naturales y de la cultura.