La elección del nuevo rector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH) está a la vuelta de la esquina, tras años de altibajos en los que no se logró llevar en tiempo y forma el proceso, lo que alargó por más de seis años el interinato de Francisco Herrera, que de más está decir se ha postulado nuevamente al cargo y se mantiene en la carrera, con muchas posibilidades de lograr su objetivo, a pesar de la expresa oposición de grupos estudiantiles que han protagonizado la interrupción de la actividad académica en varias ocasiones.
Marco Tulio Medina, María Victoria Zelaya, Francisco Herrera, Odir Fernández y René Antonio Noé Martínez son los nombres de los profesionales que han alcanzado la recta final del proceso de selección del nuevo rector de la UNAH, y hasta aquí todo parece estar bien.
Sin embargo, el fantasma de las presiones políticas ha comenzado a empañar la elección tras conocerse que una facción del partido oficialista Libre está presionando para que el seleccionado sea el abogado Odir Fernández y se reintegre en el listado de candidatos a Marisela Figueroa, aspirante que fue descalificada, porque a ella la quieren de vicerrectora.
La politización de las elecciones en la UNAH no es nueva, es más, es una vieja y malévola práctica utilizada en el pasado por otros partidos que ostentaron el poder de la nación que tuvo como consecuencia retrocesos en la actividad académica, el manejo discrecional de los presupuestos asignados constitucionalmente a la institución, la que de paso fue convertida en una gran fuente de empleo para los activistas políticos de turno.
Hoy la moneda está en el aire.
Los encargados de la selección de las nuevas autoridades universitarias dicen que no cederán a las presiones políticas y por el bien de la academia ojalá que así sea, que el seleccionado sea el de mejores credenciales académicas, nunca el aliado del poder.