Editorial

Micro, pequeña y mediana empresa

La tortillería del barrio, la zapatería artesanal, la alfarería de mujeres lencas, la rosquillería al lado de la carretera y la infaltable pulpería son algunos ejemplos de micro, pequeñas y medianas empresas que hay en nuestro país y que “son la espina dorsal de la mayoría de las economías del mundo”.

Así lo reconoce la ONU, que este año conmemora por primera vez el Día Internacional de las Microempresas y las Pequeñas y Medianas Empresas. Pertenezcan al sector formal o informal, representan “más del 90% del total de empresas, generan entre el 60 y el 70% del empleo y son responsables del 50% del Producto Interno Bruto (PIB) a nivel mundial”.

Honduras cuenta desde 1978 con una ley de fomento de la pequeña y mediana empresa que, al quedar desfasada, fue reemplazada en 2008 por la Ley para el Fomento y Desarrollo de la Competitividad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa.

En enero pasado entró en vigencia el nuevo Código Tributario que diferencia entre una empresa grande y una pequeña en diversas áreas, no solo en el pago de tributos sino en el monto de las multas y penalizaciones. Para el caso, la legislación establece el monotributo, algo que ha sido considerado como positivo para las mipymes.

Sin embargo, la necesidad, inventiva, creatividad y esfuerzo de los emprendedores ha venido chocando siempre con la falta de financiamiento y la burocracia estatal.

En 2013 se registraban en nuestro país más de 590 mil mipymes, con una generación de casi 1.2 millones de empleos directos; en 2014, la cantidad se duplicó con un millón cien mil. Sin embargo, alrededor del 25% termina cerrando por las altas tasas de interés, burocracia y altos costos de energía, entre otros factores.

La inseguridad y los extorsionadores, que en diez años obligaron al cierre de unos 40 mil negocios, son otro escollo. Pero no solo se trata de crear más micro, pequeñas y medianas empresas para enfrentar el desempleo, sino de fortalecerlas y desarrollarlas para reducir también el subempleo.

Por eso es de destacar iniciativas como la que tuvo la CCIC en 2016 con Bazar del Sábado, una actividad para impulsar el crecimiento de los emprendedores.

De eso se trata, de que cada quien, gobierno y empresa privada, ponga de su parte para hacer crecer a Honduras.