Luego de más de 35 años de haber suscrito el acuerdo para ser país miembro del Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI) y con 15 casos de arbitraje por resolverse, Honduras quedó, el fin de semana anterior, oficialmente fuera de este organismo que forma parte del Grupo del Banco Mundial.
La salida del CIADI por considerar que el organismo es un foro que privilegia a los empresarios y atenta contra la soberanía de los Estados, plantea más dudas que los beneficios que se obtendrían con la cuestionada decisión de la actual administración del Estado.
Pero al ser un organismo que aglutina a más de 160 naciones, seguro es el foro de mayor legitimidad para la solución de controversias entre capital y gobiernos, por lo que su salida solo representará otro desincentivo para que los capitales, nacional y extranjero, se sientan cómodos en arriesgar su dinero en el país.
“En los próximos años Honduras podría enfrentar una reputación deteriorada en cuanto a la protección de inversiones, lo que podría reducir la inversión extranjera”, ha planteado en las últimas horas la presidenta del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (Cohep), Anabel Gallardo.
Y es que para el Cohep, el gobierno hondureño, con esta decisión, se autosabotea en sus aspiraciones para atraer inversión extranjera y podría afectar negativamente su crecimiento económico.
Los llamados de los empresarios no han sido, y seguro que tampoco serán escuchados por las actuales autoridades, que se han hecho respaldar del criterio de un grupo de economistas internacionales de corte izquierdista que han alabado tal decisión.
Sin duda que el país que tiene en el desempleo de un alto porcentaje de su población uno de los principales retos por atender, demanda de esos diálogos, más cuando en la inversión de capitales nacionales y extranjeros se tiene una de las principales fuentes de trabajo de países en desarrollo como los nuestros.