En momentos tan difíciles donde el cambio climático tiene efectos devastadores sobre el ambiente, la salud y la economía de todos los países, resulta de suma importancia las reacciones preventivas que adoptan las autoridades del Estado para enfrentar las diversas amenazas generadas por este fenómeno.
Los estragos que causa esta anormalidad en nuestro país son visibles y urgen de atención permanente para contrarrestarlos. Hemos visto inviernos sin lluvias, sequías; otros fuertemente lluviosos con tormentas y huracanes que dejan una enorme destrucción de la economía del país.
En verano, el problema se traslada a los bosques, donde los incendios arrasan con miles de hectáreas generando erosión, reducción de la materia orgánica, pérdida de biodiversidad del suelo, desertificación e inundaciones.
En marzo, abril y mayo, los capitalinos vemos arder las pocas reservas forestales que aún quedan alrededor de la ciudad, sin poder hacer nada. La destrucción muchas veces es provocada por manos criminales que tiene una segunda intención, y otra es producto de las altas temperaturas.
La región forestal de Francisco Morazán abarca unas 873,839.32 hectáreas consideradas de las más vulnerables de Honduras. De ellas, según el Instituto de Conservación Forestal (ICF), 103 mil hectáreas están en riesgo muy alto y 255,000 en riesgo alto.
Dada la situación, este año las autoridades del ICF aseguran tener un plan para controlar y reducir los incendios forestales. Aseguran contar con un centro de operaciones fortalecido con el apoyo de las Fuerzas Armadas, Copeco, juntas de aguas y patronatos. Además, se contempla la contratación de cuadrillas especializadas en el manejo de este tipo de fuego. Estar preparado contra las amenazas naturales siempre es lo mejor para minimizar su impacto.