Se cumplen ya más de 30 días de la paralización de labores de los médicos del sistema público de salud en demanda del pago de sus salarios y el manifiesto desinterés de las autoridades de Salud en atender en su totalidad tales demandas.
Las posiciones encontradas, como lo venimos planteando en este espacio desde hace ya varios días, solo tienen un perdedor, que son los miles de pacientes, en su mayoría de escasos recursos económicos, que solo tienen en el sistema hospitalario estatal la oportunidad de tratar sus males de salud.
Frente a las demandas de los médicos y las acusaciones de “extorsionadores” que ha hecho públicas la ministra Carla Paredes, los únicos afectados son precisamente esos pacientes que han perdido sus citas médicas, visto suspendidas sus cirugías, que no tienen acceso a medicamentos en los centros y hospitales públicos, incluido el Instituto Hondureño de Seguridad Social.
Tras el largo feriado de la Semana Santa, la problemática parece haberse agravado, ya que los médicos, apoyados por el Colegio Médico, dicen que mantendrán su protesta hasta que se les pague los salarios y se garantice su estabilidad laboral, y la ministra Paredes amenaza con revivir un par de decretos de emergencia emitidos en años pasados, que le permiten declarar a la secretaría en estado de calamidad doméstica y que les abre las puertas a la contratación de médicos no colegiados.
Ayer, desde la Secretaría de la Presidencia se convocó a los médicos a una mesa de diálogo, en la que esperamos sea el paciente, el hondureño de a pie que demanda los servicios de la salud pública el centro de las discusiones, y que teniéndolos a ellos como los actores principales y más sufridos de la problemática, se planteen respuestas inmediatas que permitan la normalización de los servicios de salud inmediatamente.