Los agroquímicos son también llamados agrotóxicos y si los mismos se encuentran en el agua, los alimentos y el aire, al ser ingeridos por el ser humano pueden ser letales o al irse acumulando en el organismo son causantes de enfermedades, incluyendo diversas formas de cáncer, malformación de los recién nacidos, abortos espontáneos, problemas reproductivos en adultos, entre otras.
En este sentido, la idea es sensibilizar y orientar a la sociedad y principalmente a los micros, pequeños, medianos y grandes agricultores que producen los alimentos, ya con el uso inadecuado de agroquímicos pueden colocar en riesgo su propia salud, la de su familia, de los consumidores y del medio ambiente.
Es importante el control de calidad de los alimentos en todas las etapas: producción, almacenamiento, transporte, industrialización, empaque, comercialización, utilización y consumo, considerando las interacciones con el medio ambiente, el hombre y su contexto socioeconómico.
El desarrollo de la seguridad del control de calidad de los alimentos, va de la mano con el conocimiento y experiencia de aquellos que actúan directamente en las áreas de salud, agricultura, medio ambiente, sistemas orgánicos o de producción integrada, comercialización y distribución de alimentos, pero, sin excluir los agroquímicos en su control y alternativas en su uso.
El uso de los agrotóxicos y la salud es responsabilidad de todos.
En este sentido, las secretarías de Estado de Agricultura y Ganadería, Salud y Medio Ambiente, deben armonizar esfuerzos y monitorear en verdad los residuos de agroquímicos en frutas, verduras, legumbres, cereales, carnes y lácteos, huevos de gallina y de codornices en mercados y supermercados.
El abuso y mala utilización de los agroquímicos lleva a la contaminación del medio ambiente, por lo que todos, incluyendo las futuras generaciones, estamos expuestos a los riesgos de salud.
Para ayudar a garantizar alimentos libres de residuos inadecuados de agroquímicos, los comerciantes de alimentos deben adquirir productos conociendo su trazabilidad o rastreabilidad, sean orgánicos (cultivados sin agroquímicos) o cultivados con técnicas de producción integral (uso racional de los agrotóxicos), además, para comercializar productos cultivados en las formas convencionales.
Los comerciantes deben exigir de sus proveedores la utilización de agroquímicos autorizados por los órganos oficiales.
Las autoridades competentes estratégicamente están obligadas permanentemente a monitorear los residuos de agroquímicos en los alimentos mediante la aplicación del programa de análisis de residuos de agrotóxicos en alimentos que llegan a la mesa del consumidor y así disminuir los riesgos de la presencia de aquellos no autorizados o arriba de los límites permitidos.
Lo mismo que, elaborar propuestas y acciones educativas para reducir los impactos del uso agroquímicos en la salud de la población; implementar acciones y estrategias para incentivar los sistemas orgánicos de producción u otros sistemas alternativos y en el caso de los cultivos convencionales orientar el uso correcto de los agroquímicos.
Las acciones de educación y de salud relacionadas con los agroquímicos deben ser trabajadas con agricultores, consumidores, detallistas y supermercados, para reforzar su contribución para la seguridad del alimento y proveerlo de manera segura a los consumidores.
En agricultura, una producción responsable es sinónimo de buenas prácticas agrícolas y de manufactura, siempre con la finalidad de mejorar los niveles de calidad de los alimentos, evitando contaminaciones microbiológicas, químicas y físicas, reduciendo los impactos ambientales, preservando la salud de los trabajadores rurales y produciendo alimentos saludables.
El agua utilizada en la agricultura, en todo el proceso necesita ser sometida al monitoreo, para evitar contaminaciones.
Hoy en día, los mayores mercados del planeta y en Honduras no debe ser la excepción, tratan con la trazabilidad o rastreabilidad, la cual describe la historia, aplicación, procesos y origen de un producto.
Los alimentos orgánicos son cada vez más procurados por los consumidores, pues representan una óptima opción para una alimentación saludable.
Además, con toda la rigurosidad las autoridades de Agricultura y Ganadería y de Salud deben exigir la certificación de todas las fincas de producción de alimentos agrícolas.
Los restaurantes también deben ser monitoreados para garantizar esa seguridad alimentaria. No permitamos que los alimentos contaminados
debiliten más la salud pública.