Los próximos doce meses serán tiempos particularmente difíciles, en muchos sentidos. Por ello debemos, desde ahora, estar preparados planificando y priorizando los proyectos que pensamos hacer realidad en el 2014.
Si se trata de instalar un negocio, debemos contar con suficientes fondos de inversión, con estudios de mercado, con programas contables, con adecuada publicidad, con socios confiables, a fin de poder tener éxito en nuestro intento comercial.
Si se trata de continuar estudiando, debemos de seleccionar la institución educativa idónea por su cuerpo de docentes, sus instalaciones bibliotecarias, la flexibilidad en los horarios, los costos de matricula, entre otras variables.
Si deseamos reducir de peso corporal, debemos visitar a un médico y una nutricionista para que nos examine previo a la dieta y ejercicios que adoptaremos.
Si solicitamos un préstamo, debemos buscar cuidadosamente a quienes nos servirán de avales, para luego examinar cuidadosamente las condiciones que impone la institución bancaria o la persona que nos otorga la cantidad solicitada, con atención en torno a los plazos de vencimiento pactados.
Acaso pensamos en iniciar una relación inédita, sea esta amistosa o sentimental, sepamos escoger y analizar tanto las cualidades de personalidad de esa persona, sin idealizar sus virtudes ni exagerar sus defectos, partiendo del hecho que ningún ser humano es perfecto.
¿Buscaremos otro empleo? Antes que nada, asegurémonos de notificar con antelación a nuestro empleador para elaborar el informe que nos solicite y el entrenamiento que debemos impartir a nuestro reemplazo, no olvidando que todo trabajo requiere de un período de adaptación antes de llegar a dominar las nuevas funciones que desempeñaremos.
Cualesquiera sea la actividad, la transacción, la relación que emprendamos, asumamos un sentido de la realidad, sin crearnos falsas expectativas, con optimismo y fe de que tendremos éxito en el proyecto que nos hemos impuesto.
NO debemos ir con un sentimiento derrotista, que resultaría contraproducente para las metas que hemos formulado.
Recordemos que la vida misma está sembrada de retos que, al encararlos, van templando nuestro carácter en el proceso, tornándonos maduros, fuertes, solidarios.