En toda la región centroamericana, y Honduras no es la excepción, se está difundiendo la Responsabilidad Social Empresarial (RSE) como eje para promover buenas prácticas en materia de responsabilidad social. Se parte del concepto de que la generación de utilidades no puede ser el único objetivo del accionar de las empresas y que en estos tiempos modernos, conceptos como el respeto a las leyes, la protección del medio ambiente, las buenas prácticas laborales y el apoyo a las comunidades en que las empresas operan se vuelven parte de la responsabilidad de las empresas.
Como todos lo reconocemos, las empresas y el sector privado desempeñan un papel importante en el desarrollo económico y social de un país, siendo los motores que mueven la inversión, el crecimiento y la generación de empleo digno, en armonía con el medio ambiente, y además fortalecen las arcas públicas cumpliendo con sus obligaciones tributarias. Por lo tanto, las empresas tienen injerencia directa en los indicadores relacionados con la pobreza, educación, salud, infraestructura y productividad, que son pilares fundamentales para el desarrollo sostenible.
Por otra parte, la RSE representa una herramienta valiosa para lograr la implantación de las estrategias de crecimiento, expansión y sostenibilidad de las empresas. Es mundialmente aceptado que las empresas con mejores prácticas sociales y laborales generan mayores beneficios económicos para sus accionistas, además de promover un buen ambiente de trabajo y relaciones de mutuo beneficio con la comunidad.
Resulta evidente que la falta de principios y valores es la principal causante de la situación en que nos encontramos en nuestro país, donde el respeto a la ley brilla por su ausencia, la impunidad rodea las actuaciones incorrectas de las personas sin escrúpulos y prácticamente nos regimos por la regla de sálvese quien pueda, en detrimento de los más necesitados.
La ética en los negocios es parte fundamental de la responsabilidad social empresarial. Sin embargo, cuando las empresas se desvían de principios éticos también pueden constituirse en una amenaza a la convivencia armónica. Estas empresas pueden ser catalizadoras de la corrupción en el sector público, provocar conflictos laborales y de otra índole y contribuir a la destrucción del medio ambiente. Cuando se habla de que en un gobierno existe corrupción se está implicando que la contraparte que hace negocios con el gobierno también es corrupta, porque donde existe un corrupto también existe un corruptor.
Los principios y valores siempre son asociados con las personas porque ellas son el eje central del accionar en toda sociedad. Las personas también tienen influencia sobre el comportamiento de las empresas, porque son las que les imprimen su personalidad y las que determinan, con sus actuaciones, la reputación de las mismas. Por eso, cuando decimos que una empresa es corrupta en realidad estamos diciendo que las personas que están detrás de la empresa, sean accionistas o administradores, son corruptas, porque son quienes establecen los valores y las políticas bajo las cuales las empresas conducirán sus negocios. Cuando se adjudica una licitación amañada, se construyen puentes o carreteras con materiales de mala calidad, se firman contratos leoninos, se realizan pagos debajo de la mesa para recibir un tratamiento especial o lograr una exoneración o exención fiscal o se recurre a otras artimañas en las negociaciones con el sector público, siempre existen personas físicas detrás de la transacción, combinándose generalmente un político que haciendo abuso del poder logra su propio beneficio y un empresario que recurre a estos favores, compitiendo deslealmente contra otros de su propio sector.
Para erradicar las prácticas deshonestas se necesitan más empresarios que apliquen en sus negocios las prácticas de responsabilidad social empresarial, que resistan las embestidas de los políticos corruptos y además estén dispuestos a denunciar los actos de corrupción. Complementariamente, tenemos que lograr que en Honduras existan sistemas de pesos y contrapesos para castigar los abusos que sean cometidos por alguno de los poderes del Estado, logrando que funcione el Estado de derecho. Pero esto solo se lograra si todos los ciudadanos nos unimos y luchamos por una Honduras económica y socialmente responsable.