El deseo sexual está determinado por muchos factores como la salud física, mental, falta de atracción o simplemente porque no hay ganas ese día, algo normal que suele sucederle a más de uno.
No obstante, se debe tener presente que el cuerpo necesita liberar hormonas, endorfinas, oxitocinas y vivir un momento de euforia y relajación, mismos que solo son posible con las relaciones sexuales. He ahí la respuesta del por qué las personas suelen gozar de buen humor tras un encuentro sexual.
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Dicho lo anterior, a continuación te explicaremos cómo tu organismo se afecta ante la falta de relaciones sexuales. ¡Mucha atención!
1. Estado de ánimo y estrés
Los orgasmos producen en el cuerpo una oleada de dopamina y oxitocina. De tal manera que la ausencia de esos segundos de placer y relajación podrían generar en el organismo un grave nivel de estrés al realizar cualquier tipo de actividad cotidiana.2. Menos salud
Dejar de tener sexo también puede reducir tu sensación de bienestar generalizado.Según un estudio sobre 3,000 estadounidenses de 57 a 85 años, aquellos que calificaron su salud como mala tenían menos probabilidades de ser sexualmente activos.
El amor también resultó estar relacionado con las personas que decían que tenían una salud 'excelente' en lugar de una salud 'buena' o 'mala'.
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3. Insomnio
La falta de relaciones sexuales vuelve más difícil conciliar el sueño, debido a que los cambios hormonales que se dan con la actividad sexual parecen facilitar el sueño.La mezcla entre relajación y sentimientos positivos que obtienes tras el orgasmo, junto a las sustancias químicas liberadas, favorecen la somnolencia.
4. Sistema inmunológico afectado
Según expertos, las relaciones sexuales potencian el sistema inmunológico.Tras analizar a un total de 112 estudiantes, aquellos que tenían más relaciones sexuales (al menos una vez a la semana) mostraban niveles más elevados de inmunoglobulina A (IgA), un determinado anticuerpo vital para combatir enfermedades. En concreto, los niveles eran un 30% más altos que en aquellos que no tenían relaciones.
En 2015 una investigación de la Universidad de Indiana halló que las mujeres sexualmente activas experimentaron mayores cambios en las células T auxiliares, que ayudan a controlar la respuesta inmunitaria del cuerpo, y mayores los niveles de anticuerpos.