Desayunar a las 8:00 de la mañana, encerrados en una celda conformada con pequeñas y asfixiantes paredes y sin recibir los rayos del sol son unos de los tantos cambios sufridos por los reos de mayor peligrosidad que fueron trasladados el pasado lunes a la cárcel de máxima seguridad en el departamento de Santa Bárbara, al occidente de Honduras.
El día a día de los 37 reclusos que ahora se encuentran en la cárcel denominada El Pozo, recién construida en Santa Bárbara, dio un giro de 180 grados, ya que estas personas gozaban de algunos privilegios en la prisión donde permanecían hasta la semana pasada.
Los antisociales, señalados por liderar pandillas y demás organizaciones criminales, perpetrar masacres y crímenes de alto impacto, ahora pasan sus días en una celda personal, donde el único contacto que tienen es con los agentes de seguridad, a la hora de recibir los alimentos.
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Según medios locales, en El Pozo, los privados de libertad cumplen un horario estricto en el que apenas reciben el sol una hora al día, a las 4:00 de la tarde. Ningún civil tiene contacto con estas personas.
Con un encierro total, los 37 reos desayunan a las 8:00 de la mañana y reciben el almuerzo a las 12:00 del mediodía; la comida se las llevan en azafates, para evitar cualquier contacto directo entre ellos y los agentes de seguridad del centro penal.
Para ingresarle los alimentos a las celdas, los guardias abren una rendija de hierro fundido y se las envían en un traste de cartón comprimido, de igual manera, les facilitan un vaso de plástico para que puedan tomar agua.
Se estima que cuatro de los 155 reos que permanecen en el viejo centro penal de este departamento de Honduras fueron los primeros en ser trasladados a esta cárcel de máxima seguridad, acusados de liderar masacres en varios sectores de Santa Bárbara.
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Sin salida
Si a alguno de estos reclusos se le cruza por la mente fabricar un escape de película como el ocurrido en México, con el Chapo Guzmán, no le será nada fácil.
Estas instalaciones están construidas con estricta rigurosidad en materia de seguridad, según las autoridades del gobierno.
Cuenta nada menos que con cinco enormes portones, los que tendrían que cruzar si intenten escapar, no obstante, saldrían en dirección al río Ulúa.
Además, al menos están en operatividad unas 46 cámaras de seguridad, vigiladas por dos guardias, un policía militar y un guardia penitenciario.
Cabe mencionar que, en las inmediaciones de esta cárcel, se mantiene un retén policial permanente, donde se registra cada vehículo, motocicleta y cualquier persona que circule cerca de 'El Pozo', la cárcel de máxima seguridad en Honduras.
Fotogalería: Traslado de los reos a cárcel de máxima seguridad en Santa Bárbara
