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A mediados de diciembre de 2013, Fabio Lobo y Devis Leonel Rivera Maradiaga –cabecilla del cartel de Los Cachiros– se reunieron y empezaron a hacer sumas y restas para lo que parecía un exitoso negocio de drogas.
En realidad, era el principio y el fin del hijo del expresidente Porfirio Lobo Sosa.
Para esa fecha, la OFAC ya había declarado a la banda de Los Cachiros como una red criminal de narcotraficantes que controlaba el 90 por cientos del paso aéreo de la droga y casi todas las pistas clandestinas en el país, y tenía fuertes vínculos con los carteles del narcotráfico de Colombia y México.
Incluso para esa fecha, la Oficina Administradora de Bienes Incautados (OABI) tenía en su poder centenares de activos de la banda, incluyendo empresas de construcción, inmobiliarias, fincas, un zoológico y 71 cuentas bancarias.
Los Cachiros, específicamente los cabecillas y hermanos Javier y Devis Leonel Rivera Maradiaga, se rindieron ante Estados Unidos y lograron un acuerdo de cooperación a finales de 2013, sin que nadie se percatara de esta negociación.
Cuando se dio la cita entre Devis Leonel y Fabio Lobo para hablar de un exitoso negocio, en realidad todo era parte de un plan para su captura. EL HERALDO tuvo acceso a un documento de la Fiscalía de Nueva York presentado ante la justicia donde es sometido a juicio el hijo del expresidente capturado en Haití el 20 de mayo de 2015 y narra los vínculos de Lobo con el narcotráfico.
El documento en el acápite V indica que el acusado acordó facilitar la seguridad para una carga de toneladas de cocaína supuestamente destinada para el jefe del cartel de Sinaloa, Joaquín “El Chapo” Guzmán.
Fue así que bajo la dirección de la DEA Devis Leonel pidió a Fabio Lobo seguridad y apoyo logístico para el transporte de aproximadamente 2,500 kilos de cocaína, que serían trasladadas desde Colombia a la costa atlántica de Honduras.
En el encuentro, Devis Leonel le dijo a Lobo que a pesar de las incautaciones que le había hecho el Estado de Honduras planeaba seguir “trabajando”, a lo que él le contesto que “no hay otra opción”.
El cachiro le explicó que la droga sería enviada por un colombiano al municipio de Limón, en Colón, luego llevada Tocoa y de allí al occidente del país, y era en este último tramo que se pedía su apoyo y responsabilidad.
La conversación fue grabada. El cachiro planteó a Fabio que ambos montaran seguridad en el traslado de la droga “como en las ocasiones anteriores”, por si se presentaba alguna interdicción de la cocaína.
Devis Leonel también le dijo que esa droga estaba destinada para “El Chapo” y que incluso había gente de él que estaba en Honduras para evaluar las operaciones de tráfico.
Fabio Lobo acordó usar un equipo de “seguridad de combate” con cuatro hombres en dos vehículos, otro motorista y otro individuo que estaba alrededor de la Policía.
Y es aquí donde vienen los números del negocio.
Devis Leonel ofreció compensar a Lobo por sus esfuerzos con una participación financiera en aproximadamente 200 kilos de cocaína, menos los costos de transporte, así acordaron un precio base de 13,000 dólares el kilogramo, menos 5,000 dólares por “costos” y “transporte”, dejando 8,000 dólares “limpios” por kilogramo y, por lo tanto, una ganancia para Fabio Lobo de aproximadamente 1.6 millones de dólares.
Fabio Lobo se aseguró de que Devis Leonel le diera en su momento el dinero “en efectivo”.
La reunión con los enviados de “El Chapo”
Casi cuatro meses después, en marzo de 2014, Devis Leonel –siempre bajo la supervisión de la DEA– le presentó a Fabio Lobo a un enviado de “El Chapo”. “Es un amigo de ‘El Chapo’ que vino a Honduras a discutir lo pendiente”, le dijo el cachiro.
En ese momento, el supuesto enviado de “el Chapo”, que no era más que un infiltrado de la DEA, exclamó: “me enviaron a echar un vistazo… Que la carga de la droga resulte correcta y que todos seamos felices”.
Fabio Lobo se mostró de acuerdo con el “amigo de ‘El Chapo’” en que “los problemas pueden surgir en cualquier momento” y “la gente necesita tener responsabilidades para… lo que aceptan y eso es todo”.
Lobo aprovechó para dejar en claro cuál era la parte del negocio de él y subrayó que esperaba ser compensado con el equivalente a 200 kilogramos de cocaína.
Lea: Preguntas y respuestas para entender el caso de Fabio Lobo
El tiempo pasó y en mayo de 2014 Devis Leonel Rivera Maradiaga le presentó a Fabio Lobo a dos personas, que en el documento de la Fiscalía son identificadas como CS2 y CS3. De nuevo, esta conversación fue grabada por los infiltrados. El cachiro le dijo que la persona que aparece identificada como CS2 “era el propietario de la mercancía”.
El supuesto dueño de la droga le dijo a Fabio Lobo que ahora planeaba enviar 3,000 kilos de cocaína, a lo que él respondió que en ese caso esperaba recibir de compensación el 10% del total de la carga, es decir, “300 kilogramos en lugar de 200”.
Fabio Lobo dijo en esa reunión que había ayudado a Devis Leonel mientras su padre era presidente de Honduras. Y a continuación el documento recoge una conversación de los tres, así:
Dueño de la droga: ¿Lo has hecho con él? (es decir con CW2, que es Devis Leonel)
Fabio Lobo: Lo hicimos.
Dueño de la droga: Sentido. Y el trabajo que yo estaba recibiendo antes era…
CW2 (Devis Leonel): Todo, todo. Casi el 60 por ciento.
Fabio Lobo: Uhhhh…huuuuh...
CW2 (Devis Leonel): De acuerdo. ¿Desde que tu padre presidente?
Fabio Lobo: Sí.
En ese momento, Devis Leonel describió que había ayudado a Lobo Sosa “con un poco de dinero” durante su “campaña” y Fabio Lobo respondió que desde entonces habían desarrollado una relación a un 100 por ciento y que trabajaban con confianza.
El supuesto dueño de la droga le pidió a Fabio Lobo que describiera qué tipo de apoyo proporcionaría y le preguntó si la asistencia incluiría “ayuda de los militares”.
Lobo dijo que era todo tipo de apoyo y recordó una operación en la que había participado anteriormente. Devis Leonel intervino para agregar que “la última vez que… hey me cargó con ellos y nos gustaría ir en la guardia”. El dueño de la droga sostuvo con Fabio Lobo el siguiente diálogo:
Supuesto dueño de la droga: (…) solo quiero que me explique cuál sería su apoyo. Consiste en qué, con qué personas, con todo el grupo militar. ¿Sería ese el apoyo total?
Fabio Lobo: Sí...
Supuesto dueño de la droga: ¿Todo eso es parte por tierra?
Fabio Lobo: Todo.
Fabio Lobo aclaró posteriormente que sería apoyado en sus actividades por los actuales militares hondureños que siguen y seguirán siendo amigos después de que Lobo Sosa terminara su mandato como presidente.
Supuesto dueño de la droga: Y si tienes todo el apoyo militar, entonces no hay nada más seguro que eso.
Fabio Lobo: Bueno, sí.
Supuesto dueño de la droga: ¿Sabes a lo que me refiero?
Fabio Lobo: Sí...
Supuesto dueño de la droga: ¿Lo tiene en el exterior (oficiales que ya están de baja), generales antiguos o amigos o que están?
Fabio Lobo: Corriente…
Supuesto dueño de la droga: Con los actuales.
Fabio Lobo: ¡Sí!
Supuesto dueño de la droga: Okay.
Fabio Lobo: Una vez que el hombre sale de su oficina, como dicen, siguen siendo amigos.
El supuesto dueño de la cocaína pidió a Lobo reunirse con los generales en algún momento. El hijo del expresidente explicó que además de las conexiones militares también daba apoyo logístico, es decir, participaba en el transporte de la droga. Y dijo que sí sobre si sus socios la transportarían por tierra en todo el camino.
¿Cuántas personas tienes?, le preguntó el supuesto dueño de la cocaína. Y Lobo respondió: “Lo que necesitemos”.
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Una segunda reunión con los infiltrados
Al día siguiente hubo una segunda reunión. Es decir, siempre en marzo de 2014. El objetivo era planificar el ingreso de la droga a Honduras y cómo se movería hasta llevarla al occidente del país.
El supuesto dueño de la droga, que no era más que un infiltrado de la DEA, dijo que Devis Leonel ayudaría a recibir la mercancía en aguas internacionales y que Lobo sería el responsable del transporte a San Pedro Sula y que la cocaína iba a ser enviada a Chicago, Miami y Nueva York.
El hombre le dijo a Lobo que quería tener una reunión con un general. Ambos acordaron también evitar tanto como fuera posible cualquier comunicación a través de los teléfonos en un esfuerzo por prevenir las intervenciones.
Militares y policías
A principios de junio de 2014 los infiltrados de la DEA se reunieron con miembros de la Policía Nacional y en otro momento, siempre a principios de junio, Fabio Lobo, Devis Leonel y los dos infiltrados sostuvieron una reunión con un coronel que el documento de la Fiscalía de Nueva York identifica como Mario Amaya.
Este oficial acordó presentarles en su momento “a otros que pudieran facilitar la recepción del embarque marítimo de drogas”.
Fue así que a finales de junio de 2014 Fabio Lobo y los dos infiltrados de la DEA se reunieron con los miembros de la Policía Nacional. La conversación fue grabada por los infiltrados.
Allí estuvieron el subcomisario Jorge Alfredo Cruz Chávez, el comisario Víctor Oswaldo López Flores, el subcomisario Ludwig Criss Zelaya Romero, el subcomisionado Mario Guillermo Mejía Vargas, el inspector Juan Manuel Ávila Meza, el subcomisonado Carlos José Zavala Velásquez y, por supuesto, Fabio Lobo.
Durante la reunión, los dos supuestos narcos enviados por “El Chapo” explicaron que el cargamento de cocaína estaba dirigido a Nueva York y que se enfrentaban a la presión del tiempo para cruzar a Estados Unidos, por lo que querían “una ruta controlada al máximo” y que esperaban tener apoyo separado del “lado de la inteligencia hondureña”, en referencia a los “esfuerzos” que Lobo estaba haciendo, “incluyendo la anticipada introducción al “General de Inteligencia”, es decir, al general Pacheco”.
Los policías colocaron un mapa de Honduras sobre la mesa, describiendo a los supuestos enviados de “El Chapo” y a Fabio Lobo, las posibles rutas para el trasiego de la cocaína entre Limones, Colón, y La Entrada, Copán, cerca de la frontera con Guatemala. Los policías acordaron establecer su “centro de operaciones” en San Pedro Sula.
A cambio de la participación de los policías, ellos recibirían nuevos teléfonos para comunicaciones, vehículos para usar en la operación, un fondo de 200 mil dólares para “logística” y sobornos a otros funcionarios y un soborno de 100 mil dólares a cada uno de los policías.
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