Choluteca, Honduras
“Las cosas materiales se recuperan, pero la vida no”, comenta Samuel Godoy, de 28 años, mientras trata de recuperar algunos bloques de adobe que yacen en el suelo ante el colapso de su humilde vivienda.
El joven reside en el barrio San Francisco y es una de las siete familias que perdieron sus viviendas tras la tormenta que azotó la ciudad la tarde del sábado.
Al igual que Samuel, la casa de su padre, ubicada a un costado de la suya resultó con daños parciales, lo que lo obligó a la familia a desalojarla y tratar de rescatar alguna de sus pertenencias.
“Es una situación difícil, ayer (sábado) solo saqué a mi niña de dos años y a mi señora y nos fuimos para la iglesia, luego comencé a sacar las pocas cosas que tengo y las puse en un lugar más alto para que la correntada de agua no se las llevará”, lamentó el ciudadano.
El padre de Samuel, don Fausto Godoy, de 79 años, recuerda que no se había visto una tormenta de esta manera desde el huracán Mitch.
A tempranas horas del domingo, más de 150 familias de la zona comenzaron a sacar a la calle sus enseres, ya que se encontraban anegados de agua y lodo.
“El agua nos llegaba al pecho, todas las cosas de la casa se nos mojaron y hay muchas de ellas que se nos arruinaron, pero no podemos protestar porque por lo menos tenemos salud y eso es lo más importante”, dijo la pobladora.
Las zonas de Suyapa, La Providencia, Gracias a Cristo, Brisas del Río, Nueva Esperanza, San Francisco, Julio Midence, Sampile y Las Arenas fueron algunas de los más afectadas por las inundaciones, la cual se produjo por el desborde de quebradas y riachuelos.
Según el reporte preliminar de las autoridades de la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) y de la municipalidad, las familias afectadas por las lluvias son 141.
Además, se determinó que unas 10 viviendas resultaron destruidas, 119 dañadas y al menos 12 familias fueron evacuadas.
Los cuerpos de socorro también reportaron el deceso de dos personas, identificadas como Bernardo Maradiaga, de 69 años, residente en el barrio Las Arenas, quien pereció por ahogamiento, y Madelin Alexandra Ríos, de 21, quien murió producto de los golpes, luego de que un árbol cayera sobre su casa.
En horas de la tarde de ayer el Cuerpo de Bomberos reportó la desaparición de Jorge Luis Domínguez (23), quien supuestamente fue arrastrado por una quebrada en la comunidad de Hato Nuevo.
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Ayuda
La entrega de víveres se realizó de manera coordinada con las autoridades municipales, Copeco y Fuerzas Armadas, quienes además de entregar colchonetas y ropa, también repartieron víveres.
Darwin García, miembro del Comité de Emergencia Municipal (Codem), explicó que la mayoría de las familias afectadas se han atendido oportunamente.
Ante las inundaciones y los daños dejados por la tormentas las autoridades de Copeco recomendaron a la población estar atentas ante las alertas que emite la institución.
Jaime Aguilera, subcomisionado de Copeco, informó que durante la tarde del sábado en la ciudad de Choluteca cayeron 190.7 milímetros de agua.
“Solo cuando el Mitch tuvimos esa cantidad de lluvia que cayó ayer en apenas dos horas, la cual causó destrozos en toda la ciudad”, mencionó el entrevistado.
El encargado de Copeco anunció que se espera más lluvia para la región por lo que recomendó extremar las medidas de precaución.
“Yo presentía que algo malo le iba a pasar, le dije que no saliera de la casa”
La ingesta de alcohol y la imprudencia de don Bernardo Maradiaga Ordóñez, de 69 años, dejó luto y dolor en sus familiares.
El sábado, a tempranas horas de la mañana, su compañera de hogar desde hace 45 años le advirtió que no saliera de su casa por un sueño y mal presentimiento que había tenido.
“Yo le dije que no saliera, que mirará cómo estaba el clima, pero él me dijo que tenía que ir a ver a su papá y se fue, aunque yo sabía que iba a regresar tomado, porque siempre lo hacía”, recuerda entre lágrimas doña María Victoria Amador, de 70 años.
Doña María Victoria asegura que días atrás había soñado que ella trataba de cruzar una quebrada para ir a pagarle un dinero a alguien, lo extraño es que esa persona era un vecino que ya estaba muerto.
“En el sueño yo veía a un montón de gente alrededor de la quebrada y le decía a una muchacha que me llevara el dinero porque me daba miedo el agua y no quería mojar el dinero pero, nunca logré cruzar”, relató.
La señora recuerda que cuando comenzó la lluvia solo recordó a su esposo y sintió cómo el cuerpo se le estremeció, allí supo que algo malo pasaba. Inmediatamente tomó la Biblia y se puso a rezar para poner en manos de Dios la vida de su esposo y la de sus hijos.
“A los pocos minutos una vecina me vino a decir que la corriente lo había arrastrado y allí yo confirme cuál era el motivo de ese presentimiento que tenía. Nunca nos habíamos separado en 45 años que teníamos de vivir juntos. El solo se dedicaba a cuidarme a mí y a su padre enfermo”, declaró la viuda.
La pareja había procreado cinco hijos, de los cuales cuatro sobreviven.
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