'Honduras sigue siendo un lugar peligroso para demasiados niños y jóvenes. Las bandas aterrorizan a los vecindarios del país, ofreciendo a los jóvenes una elección imposible: únete a nosotros o muere'', precisó la directora del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF).
Fore llegó a Tegucigalpa el domingo para conocer las causas de la migración y se reunió con autoridades del gobierno y con niños en la comunidad rural de Pajuiles, San Pedro Sula, norte, y en Tegucigalpa.
Miles de hondureños, incluidos numerosos menores, emigraron el año pasado a Estados Unidos en caravanas junto a salvadoreños y guatemaltecos, destando una reacción airada del presidente de EEUU, Donald Trump. Trump pidió cortar la ayuda a esos tres países centroamericanos, a los que acusó de no hacer nada por frenar la emigración.
La diplomática destacó que 'un menor de 18 años muere cada día en Honduras debido a la violencia, para un país que no está inmerso en un conflicto activo, esta cifra es sobrecogedora'.
Sin educación
Fore lamentó que más de medio millón de niños en edad de secundaria están fuera de la escuela y a menudo abandonan sus estudios como única salida para escapar de las pandillas, del acoso y del reclutamiento forzoso en zonas controladas por las bandas criminales en su camino a la escuela.
'La combinación de violencia, pobreza y falta de oportunidades educativas está causando que miles de niños y familias huyan de sus hogares. Sin acceso a protección y a rutas de migración seguras, la mayoría se ven obligados a emprender viajes peligrosos, en los que corren el riesgo de sufrir violencia, explotación y abuso', denunció.
Una mujer en Paujiles le dijo: 'No estamos migrando para tener una vida mejor, estamos migrando para sobrevivir', relató Fore.
'Estos niños y jóvenes necesitan inversiones reales en educación, protección y otros servicios que contribuyan a guiarles hacia un futuro más esperanzador, y que también reduzcan algunas de las causas que les llevan a huir', recomendó.
Subrayó que si no se abordan las causas de la migración, los niños y sus familias seguirán embarcándose en viajes peligrosos al exterior.
Fore contó a la AFP que un joven de 19 años de edad de San Pedro Sula le dijo que su papá lo crió porque su mamá los abandonó. 'Pero su padre ya está viejito y no está con buena salud. El muchacho quiere emigrar para ayudar a su papá', añadió.
También puso el ejemplo de una escuela de un barrio marginal de Tegucigalpa en la cual los padres están trabajando junto con los profesores para lograr buenas prácticas de comportamiento.
Según la estadounidense, el mensaje de los jóvenes, que son muy inteligentes y entusiastas, es requerir capacitación para acceder a trabajos y quedarse allí donde están.