TEGUCIGALPA, HONDURAS.-En una cálida mañana los hondureños revivieron la entrada triunfal de Jesucristo a Jerusalén, en el inicio de la Semana Mayor en la que se rememora la Pasión, Muerte y Resurrección de Jesús.
A ese Cristo dador de vida, clamó el domingo la Iglesia Católica a través de las palabras del cardenal Óscar Andrés Rodríguez, al pedir por una transformación de una Honduras tan lejos de Dios, en una Honduras más cercana, justa, fraterna y llena de amor.
El arzobispo de Tegucigalpa, quien dirigió la homilía de Domingo de Ramos desde el atrio de la Catedral San Miguel Arcángel, junto al párroco Juan Carlos Martínez, hizo además un llamado a los fieles a olvidarse del odio, el rencor y la violencia que a tantas familias han enlutado en el país.
Rodríguez Maradiaga pidió a la población a vivir esta Semana Santa con novedad y no verla como algo igual que ocurre todos los años.
Procesión
Desde muy temprano los feligreses llegaron a diferentes templos católicos para celebrar con júbilo la Misa de Domingo de Ramos. Así ocurrió en la iglesia El Calvario, ubicada en el centro de la capital, donde se recordó con devoción el sacrificio que hizo el hijo de Dios por los pecados de la humanidad.
Desde las 6:00 de la mañana las puertas de la iglesia se abrieron para recibir a los devotos y hacer los preparativos para realizar la procesión de ramos.
Voluntarios y personal de la iglesia afinaban detalles, los músicos se preparaban para entonar las canciones que acompañarían la procesión de los ramos. El anda con la imagen de Jesús montado en un burro ya estaba lista y portaba el mensaje: “Tu reino es vida, tu reino es verdad”, fragmento del Salmo 71 de la Santa Biblia.
Lo anterior representa la entrada triunfal del Señor a la ciudad de Jerusalén, Israel, cuando fue recibido por una gran multitud y a su paso colocaban mantos y ramas de árboles como homenaje. Muchas de esas personas fueron quienes unos pocos días después pidieron que lo crucificaran en un viejo madero, sobre el que derramó su sangre por la humanidad, para el perdón de sus pecados.
En el interior del templo ya había decenas de personas orando, unas agradeciendo las bendiciones recibidas y otras le pedían a Dios que escuchara sus súplicas. Mientras tanto, en las afueras de la iglesia había varios vendedores de palmas de olivos, quienes madrugaron con la esperanza de tener un ingreso económico. El valor de los ramos oscilaba desde los cinco hasta los 15 lempiras, según el tamaño de cada uno.
De igual forma, las cruces hechas con hebras de palma fueron muy demandadas por la población, su valor era entre cinco y 10 lempiras.
A las 7:00 de la mañana los sacerdotes dieron la bendición de los ramos y se leyó la lectura del Evangelio de Lucas (22,14–23,56) que narra la pasión que sufrió Jesucristo en manos de los soldados romanos. “Jesús fue traicionado, apresado, latigado cruelmente, acusado y condenado a muerte injustamente para que luego fuera crucificado”, detalla la palabra.
Enseguida comenzó la procesión de ramos que partió desde El Calvario hacia la Catedral San Miguel Arcángel. Los rayos del sol pegaban directamente y el calor se sentía con cada paso que daban los miles de fieles, que hicieron de la caminata un acto de penitencia.
Adelante iban los acólitos, luego los sacerdotes de la iglesia, más atrás iba un carro con megáfonos donde se entonaban alabanzas y oraciones.
Un grupo de jóvenes cargaban el anda que representaba la entrada triunfal del Señor a Jerusalén. Junto a ellos centenares de personas que llevaban ramos que se movían al compás de las alabanzas.
Entre L5 y L10es el valor de los ramos de olivo, así como las cruces elaboradas para esta festividad. |
Fe y devoción
En la procesión había una gran cantidad de adultos mayores, también jóvenes y niños que participaron de la actividad religiosa. Uno de ellos era Alba Martínez, una señora de 71 años que apoyaba con muletas recorrió todo el trayecto hasta la Catedral para agradecer a Dios por su vida.
Ella perdió su pierna derecha hace unos años y siempre le pide fuerzas a Dios para salir adelante. “Un Domingo de Ramos para mí es paz y unión, un día para agradecerle a Dios porque ha sido muy bueno conmigo, me ha acompañado porque he pasado por muchas cosas y gracias a Él estoy acá y pude acompañar la procesión”, expresó.
Agregó que hay que agradecer por la familia y por todas las cosas que Dios da. En el trayecto había varias estaciones en las que se leyeron salmos y se entonaron cantos de júbilo y alegría a Cristo Rey.
A pocos metros para llegar a la Catedral las calles estaban cubiertas por coloridas alfombras de aserrín con dibujos religiosos hechos por el talentoso pintor y muralista Nelson Salgado.