Para ellos no hay límites, su imaginación es su juguete favorito y con ella pueden transformar pozas de agua en extensos ríos y los palos de escoba en genuinos corceles.
Así son ellos, creativos, ingeniosos y honestos. Así son los niños, sonrientes y transparentes.
Este 10 de septiembre se conmemora en el país el Día del Niño, una fecha que, según han coincidido líderes en los derechos de la infancia, debe aprovecharse para reflexionar sobre la realidad en la que vive la mayoría de la niñez hondureña.
La fecha debe ser una oportunidad para revalorizar sus derechos, como a la libertad, a la educación y a la salud y más allá de que este grupo de la población tome visibilidad esta fecha, debe ser un recordatorio para que sean una razón constante para mejorar las condiciones de vida en el país, aducen los expertos.
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Las escuelas permanecerán en silencio, en barrios y colonias no se escucharán los gritos de alegría por reventar piñatas y saborear pastel, ya que producto de la pandemia por covid-19 esta fecha se conmemorará de una manera atípica.
Los príncipes y princesas del hogar, que son los fieles acompañantes de sus padres, ahora su circulación en las calles es casi nula.
Debido a que son una población muy vulnerable, está prohibido el ingreso de los menores casi en todas partes.
El pequeño Gabriel Cerrato de 10 años contó que extraña salir con sus padres a realizar los mandados de la casa.
“Es aburrido solo estar en la casa, extraño las clases y poder jugar con todos mis compañeritos”, dijo con tristeza.
Su deporte favorito es el fútbol, pero de grande sueña con ser un rapero y llenar el Estadio Nacional en un concierto.
Población joven
Según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la población del país es de más de 9.3 millones de personas.Mire aquí: Los artesanos de la diversión se resisten a dejar de vender piñatas
De esta cifra, el 45% son personas menores de 18 años, es decir, que se consideran niños según lo estima el Código de la Niñez y Adolescencia en el artículo 1. En ese sentido, del total de la población, al menos 4.1 millones de hondureños son niños.
La mayoría residen en el sector urbano, un 53%, y en la zona rural reside el 47% restante.
Oscuro escenario
La pobreza que arropa a la mayor parte de los hogares hondureños también aumenta la vulnerabilidad de la niñez del país.“Las condiciones de desigualdad social vienen a afectar de manera directa a la niñez y adolescencia, donde el 77% aproximadamente vive en hogares pobres”, afirmó Wilmer Vásquez, director ejecutivo de la Coordinadora de Instituciones Privadas Pro las Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes y sus Derechos (Coiproden).
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Vásquez lamentó que a nivel nacional se ha agudizado la pobreza por la pandemia por covid-19, dos millones de niños estén fuera del sistema educativo y muchos por falta de acceso a internet, por lo que recomendó que el Estado otorgue las condiciones a las familias hondureñas de internet y fortalecer la educación a través de los medios de comunicación.
La emergencia sanitaria también ha puesto en riesgo a la niñez, pues se reportan 1,985 niñas y 1,722 niños que han sido afectados por el nuevo coronavirus, de los cuales 20 han perdido la batalla.
En cuanto a la primera infancia que abarca hasta los cinco años, se registran 633 casos positivos por el mortal virus.
También el dengue es una enfermedad que mantiene de rodillas a los menores. Hasta junio habían fallecido 16 niños por esta enfermedad a nivel nacional.
Migración y trabajo infantil
Las organizaciones que trabajan para defender la niñez manifiestan que las cifras que se reportan por migración solo se refieren a los niños que retornan al país y no a cuántos salen del territorio de manera irregular.Jorge Valladares, director de Futuros Brillantes de World Vision, advirtió que producto de la pandemia se avecina un tsunami de consecuencias para la niñez ya golpeada por la pobreza que sume al país.
Antes de la pandemia había 411 mil niños que trabajaban, se estima que esta cifra alcance los 700 mil menores.
“El desafío que tenemos como país no solo es sanitario... es histórico. Esta generación se vería en un desafío más allá de sus capacidades para superarlo”, lamentó.
“La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices”, dijo el científico alemán Albert Einstein.