TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Ver a su pueblo sufriendo, sin comida, sin ropa, sin un techo que los proteja y durmiendo en el suelo es lo más duro que están enfrentando los alcaldes de las zonas afectadas por Eta.
EL HERALDO dialogó el jueves con los hombres y mujeres que están al frente de una de las batallas más difíciles como autoridades locales: salir del atolladero que les dejó el fenómeno natural.
No todos contestaron sus celulares a la primera llamada, pues están ocupados atendiendo las necesidades de la gente a lo largo y ancho de la geografía nacional.
Los habitantes les piden comida, frazadas, colchones, ayuda para limpiar los restos de sus casas y ellos, como jefes edilicios, tienen que ver cómo hacen para suplir todas esas necesidades.
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El gobierno central no lleva lo necesario y los fondos municipales no ajustan para poder atender la alta demanda de los afectados.
La tragedia la sufren todos y por eso, a un lado quedan los colores políticos, el trato debe ser igual para todos, saben que lo primero es la vida de los niños, de las mujeres, de los ancianos y de todas las familias.
“Estamos de rodillas... Pero no desangrados”. Esa fue la primera expresión de Santiago Motiño, alcalde La Lima, Cortés, donde se reporta la mayor cantidad de personas afectadas por el fenómeno natural.
62 muertosy ocho desaparecidos ha cuantificado hasta el momento Copeco a nivel nacional. |
Después de varios intentos fallidos en la comunicación, Motiño dijo a EL HERALDO que están trabajando para ayudar a todos los “limeños” a que puedan volver a levantarse, no va a ser fácil, pero tampoco se van a quedar con los brazos cruzados.
Al mismo tiempo expresó que están en alerta por el anuncio de la llegada del fenómeno Iota, y solo les queda irse, pues ya se perdió todo y lo que se ensucie lo vuelven a limpiar.
Decenas de municipios están incomunicados, con las carreteras destruidas y sus habitantes sufren porque no les llegan alimentos, no tienen agua potable y tampoco donde dormir.
Arturo Castro, alcalde de San Manuel, Cortés, en comunicación con EL HERALDO, confesó que siente impotencia y al mismo tiempo indignación porque la demanda de asistencia sobrepasa sus capacidades.
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Le duele ver a niños, mujeres y ancianos durmiendo prácticamente en el suelo, porque son más de 1,500 personas albergadas y como alcaldía solo consiguió 50 colchonetas y otras 50 que le llevó la Comisión Permanente de Contingencias (Copeco) solo pudo obtener apoyo para 100 personas.
Además hay personas o empresas que acaparan las cosas, porque antes de la emergencia compraban las colchonetas de cuatro pulgadas a 400 lempiras, ahora están costando casi 1,000 lempiras.
“Se siente la impotencia de no poder ayudar a la gente, es lo más triste, porque la gente perdió todo, quedaron casi en la calle”, expuso el jefe edilicio.
Los municipios se están llenando de basura debido a que la gente está botando todos sus bienes, los están sacando a la calle, pero muchos jefes edilicios no tienen recursos para abrir las calles y botar todos los desechos.
En el paisaje de las zonas afectadas se ven familias llorando, hombres con palas limpiando y niños con los pies chiclosos de lodo sucio y apestoso.
AmenazaLos alcaldes de los municipios afectados por la tormenta tropical Eta temen que otra envestida los destruya por completo, por eso están en alerta con el anuncio de la llega de la tormenta tropical Iota. |
Los puentes están cortados, las tuberías de agua potable destruidas y los alimentos son escasos a medida que pasan los días, por lo cual los llamados de auxilio llegan desde lo más recóndito del país.
“Necesitamos alimento y maquinaria para atender a las familias más afectadas, unas cien casas fueron destruidas”, expresó Tomás Ponce Posas, alcalde de Olanchito, Yoro.
El problema es que la ayuda está llegando a los municipios más accesibles, pero hay cientos de zonas del país donde nadie les ha dado la mano a pesar de que se perdió todo, hasta los cultivos y el ganado que les permitía mantener a sus familias.
En Santa Bárbara son miles las familias afectadas. Según las autoridades de Quimistán, hasta el momento no han podido llegar a todos los lugares porque los caminos están cortados.
Lo más preocupante para las autoridades edilicias es que los cultivos se perdieron y la gente no tiene alimentos, necesitan suplir todas esas necesidades.
Mientras que en zonas turísticas como Tela y La Ceiba en Atlántida, hay miles de familias incomunicadas por el paso de Eta, pero los alcaldes están llevando alimento y asistencia. Para los jefes municipales esta es una dura batalla que les toca enfrentar y no pueden tirar la toalla, deben darle esperanza a sus pueblos para levantarse.
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