SAN PEDRO SULA, HONDURAS.-El ruido de las hélices del helicóptero y el panorama aéreo de devastación de la ciudad que la vio crecer jamás desaparecerán de la memoria de Glenys Rodríguez.
Ella es limeña de nacimiento, pero ahora por las vueltas de la vida está alejada de su tierra natal y se refugia en la ciudad de San Pedro Sula.
Con la llegada del fenómeno Eta, su familia, con el agua hasta el cuello, logró rescatar algunas pertenencias en San Juan Viejo.
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Tras quedar atrapada junto a su compañero de hogar, la desesperanza al igual que el agua inundaron su ser, sin embargo, el bullicio de un helicóptero de las Fuerzas Armadas arrojó un destello de esperanza en medio de la tormenta.
“Nos llevaron a un refugio al campo AGAS, la zona la utilizaban para hacer rodeos. Tuvimos que buscar otro lugar, nos costó pero pudimos salir de la zona”, recordó.
Al llegar a la ciudad industrial lograron rentar una casa y planearon regresar. Ahora esperan que las aguas acumuladas bajen para retornar y levantarse de nuevo.
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“Queremos limpiar la casa, pero esperamos que nos avisen el momento para retornar, con mi compañero de hogar perdimos nuestro emprendimiento”, resaltó.
Pese al panorama sombrío, el hedor a animales muertos y fallas en el fluido eléctrico, Glenys se mantiene con la frente en alto y promete que saldrá adelante.
“Con la pandemia perdí mi empleo, con mi esposo teníamos una empresa de reparación de computadoras, sin trabajo, las cuentas son grandes, quiero reparar mi carrito para movilizarme y volver a empezar, estoy viendo cómo lo rescato”, explicó antes de solicitar al gobierno que “no se olvide de La Lima”.
