TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Están preocupados por la lentitud con que cursa el proceso de vacunación en Honduras. Se inquietan aún más porque el covid-19, en lo que va de 2021, ha sido más violento que en todo 2020.
En la década de 1980 emigraron a Honduras huyendo de su país (Revolución Sandinista). Se procrearon y, 40 años después, la pandemia del covid-19 los ha hecho regresar como alternativa para cuidar su vida.
Son los hondureños que, con su doble nacionalidad (nicaragüense), ven como destino el territorio del poeta Rubén Darío para lograr la inmunidad contra el coronavirus.
“Esto es sálvase quien pueda”, dijo a EL HERALDO Plus Cristina Zavala, de 56 años, una hondureña que ostenta la doble nacionalidad y, en consecuencia, fue a vacunarse a Nicaragua hace dos semanas.
“Nos fuimos en vehículo propio. Es un trayecto cansado, pero logramos descansar en casa de nuestra familia, que vive en Managua, Nicaragua”, explicó la mujer, a quien le aplicaron la vacuna Covishield.
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“Nicaragua es un opción”
Las cifras son discutibles y las estadísticas no pueden ser validadas. Como en Nicaragua se manejó con hermetismo la pandemia es imposible comparar la gestión entre países.
Hasta el martes 25 de mayo, sus indicadores son los siguientes: menos decesos (186) y menos infecciones (5,833), con mayor libertad de desplazamiento para el pueblo y con eventos públicos repletos de personas.
Por consiguiente es que, quizá, para muchos hondureños con la doble nacionalidad, Nicaragua es la primera opción para inocularse ante la escasez de vacunas que sufre Honduras, que ha inmunizado a casi el 3% de su población elegible.
Un análisis de la Unidad de Datos de EL HERALDO a los números del Instituto Nacional de Migración muestra que, en lo que va del año, 7,637 hondureños han viajado a Nicaragua.
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Marzo, justamente cuando inició la vacunación en Nicaragua, es cuando se registraron más salidas de compatriotas a ese país, con 2,174, después de enero, con 2,179.
“Si me quedo esperando en Honduras las vacunas, me hubiese dado coronavirus antes de que me la aplicasen”, expresó Zavala, que se siente agradecida de ser parte del selecto grupo que recibió la primera dosis en el país más grande de Centroamérica.
“Sin duda que Nicaragua es una opción, lo lamentable es que no es para todos por el tema de la nacionalidad”, lamentó.
Marlen Álvarez, de 60 años y su esposo, Carlos García, de 64, quienes pidieron que se cambiaran sus nombres, se preparan para viajar de Tegucigalpa a Nicaragua en los próximos días para recibir la primera dosis de la vacuna anticovid.
“Estamos muy angustiados, por nuestra edad somos más vulnerables, entonces hemos optado por irnos a vacunar a Nicaragua porque aquí la situación no mejora y hay pocas vacunas”, comentó.
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El epidemiólogo nicaragüense Leonel Argüello consideró que es una acción “muy favorable” para los hondureños que cuentan con doble nacionalidad poder ir a inocularse a Nicaragua.
“A mí me parece muy bien que vengan a vacunarse aquí. Yo creo que esto debería ser una actividad centroamericana, que deberíamos de estar vacunando juntos a todos los de la región”, expresó a EL HERALDO a través de notas de voz de WhatsApp.
“Lo ideal sería hacer una campaña para vacunar a todos”, añadió el galeno, quien invitó a que más hondureños con doble nacionalidad ejecuten el viaje para poder recibir su inmunizante.
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Paradójicamente, algunos hondureños ven a Nicaragua como destino de vacunación, pese a que no tiene las mejores credenciales para algunos expertos.
El HERALDO envió solicitudes de entrevista a la embajada de Nicaragua en Tegucigalpa hace más de 25 días para establecer contacto con el presidente Daniel Ortega y la ministra de Salud, Martha Reyes, con el propósito de conocer el procedimiento de vacunación, pero no se obtuvo respuesta.
Una fuente del Ministerio de Salud nicaragüense dijo a EL HERALDO que Reyes no concedió la entrevista “porque ella no puede hablar mucho sobre el tema de la vacunación, es la gente de alto poder la que puede”. De Ortega no mencionó nada.
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Vacunación voluntaria
El proceso de vacunación masiva de Nicaragua, que tiene por nombre Vacunación Voluntaria, y que comenzó el pasado 2 de marzo, se ejecutó con las poblaciones con enfermedades crónicas, abarcando las que padecen de afectaciones renales, del corazón, cáncer y personas de la tercera edad (mayores de 60 años), con o sin enfermedades.
Según conoció EL HERALDO, ese procedimiento se hizo efectivo en tres etapas: el primero en marzo, el segundo abril y, el tercero, en mayo, que tiene como objetivo al personal sanitario, integrado por unos 36,000 elementos.
La vacunación del sector sanitario se ha hecho a mitad de advertencias del gremio médico sobre una aparente ola de contagios y de muertes, que no son reflejados en los informes del gobierno, pero sí en los registros semanales del Observatorio Ciudadano, que advierte que no son cifras oficiales.
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El Observatorio, con base en sus cifras, reportó 3,263 fallecidos por neumonía y otros síntomas de covid-19 hasta el martes 25 de mayo, con 16,245 contagios sospechosos.
La vicepresidenta Rosario Murillo dijo, el 3 de mayo, que, desde ese día, la edad mínima para vacunarse sería desde los 55 años.
“El próximo 8 de junio iniciamos con la etapa de la aplicación de la segunda dosis de las personas que recibieron la vacuna Covishield”, precisó, por su parte, el secretario general del Ministerio de Salud, Carlos Sáenz, a La Prensa de Nicaragua.
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Sin plan de vacunación
El epidemiólogo Leonel Argüello, dijo, entre tanto, que en Nicaragua no existe un plan de vacunación nacional, un hecho que se ve reflejado en el hermetismo que maneja el gobierno de Daniel Ortega en la gestión contra la pandemia, la vacunación y en las cifras oficiales.
“El proceso de vacunación no es transparente, ni siquiera tenemos un plan de vacunación. No sabemos cuántas vacunas se han aplicado. No hay mucha información disponible”, comentó.
“Es un error mantener la confidencialidad en un proceso de vacunación, no tiene ningún sentido”, agregó.
Otro de los problemas que mencionó el experto es que la población nicaragüense ha asistido a vacunarse, pero las dosis se han acabado, quedándose muchos sin la fórmula.
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“Hacen sus citas, van al centro de salud a vacunarse, que la mayoría no tiene condiciones, y les dicen que ya no hay vacunas”, contó.
EL HERALDO conoció que la inoculación en Nicaragua arrancó con 6,000 dosis de la vacuna Sputnik V, luego llegaron 200,000 de Covishield, de la India, 135,000 del mecanismo Covax y, por último, otras 70,000 del mismo sistema, para un total de 411,000.
El manejo de la pandemia en Nicaragua ha despertado preocupación en la Organización Mundial de la Salud (OMS), pues Ortega no ha establecido restricciones para detener la propagación, promueve aglomeraciones, no aplica mínimas medidas de prevención social y brinda escasa información.
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