TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Pequeños grupos de alumnos de la
Universidad Nacional de Agricultura (Unag) de Catacamas, Olancho, han regresado al internado como parte de los pilotajes para medir la capacidad de adaptación a la nueva forma educativa.
Ayudados por una de las trabajoras de esta casa de estudios, un grupo de alumnos de segundo año marcaban con su nombre la camisa azul, esa que cuesta ganársela por más de un año.
“Nosotros no podemos estar en casa, nuestra formación es práctica y decidimos venirnos porque en la Universidad nos prometieron todas las condiciones”, expresó el estudiante.
Mientras se encaminaba al comedor afirmó que “las medidas de bioseguridad son estrictas, todos andamos con mascarilla, si es doble mejor, solo habemos dos estudiantes por habitación y nos sancionan si no obedecemos”.
Javier de Jesús Castro, jefe del comedor estudiantil de la Unag, explicó a EL HERALDO Plus que el Sinager les aprobó comenzar con los pilotajes y estableció los protocolos de bioseguridad.
En el caso del comedor, que antes tenía capacidad para recibir 150 personas por sala, ahora solo es para 55 y las mesas están más distantes.
Los controles para comer ya están definidos, hay un área para entrar, se sigue el distanciamiento para tomar la comida, el alumno está asistido en todo momento y no toca nada, solo lleva su comida.
El regreso a la universidad es voluntario, según las autoridades, nadie está obligado y a los alumnos que quieren seguir en línea se les atiende por igual.
En Catacamas el clima es particular, por horas el sol es ardiente, luego llega la lluvia y el día se pone oscuro. ADEMÁS: Hernández: 'Es necesario que la población acuda a vacunarse'; hay suficientes dosis en todo el país
A la 1:15 de la tarde un grupo de estudiantes se dirigía al módulo de granos y cereales, caminar el línea para ellos por debajo de los arboles y sentir el pasto en sus zapatos o escuchar cómo se desliza el agua por los arroyos de los campos universitarios es un placer.
“Yo me vine porque quiero aprender, en el caso de agronomía no puedo estar solo enfrente de una computadora, es en el campo es donde vamos a trabajar y nuestro lema es aprender haciendo”, manifestó uno de los jóvenes mientras se dirigía a la clase práctica.
Al consultarle si estaban todos sus compañeros expresó que no “muchos no se quisieron venir porque dijeron que nos querían traer para venir a chapear la U, pero no, estamos haciendo prácticas, que es lo que nos hace falta desde que inició la pandemia”.
Las gestiones con Sinager para la reapertura comenzaron en octubre de 2020 y autorizaron para iniciar en el primer período del 2021, pero bajo una serie de recomendaciones estrictas en cuanto a bioseguridad se refiere.
Sinager les autorizó entre 450 a 500 estudiantes, pero están muy por debajo de esa cifra, ya que como es voluntario muchos estudiantes no aceptaron y además se necesita la autorización de los padres.
El tiempo de las clases solo es por un mes, se les da la enseñanza práctica y luego regresan a sus casas.
En lo que va del año han recibido a cuatro grupos de cien o un poco más de estudiantes y a algunos de ellos ya los han logrado vacunar.
Ayudados por una de las trabajoras de esta casa de estudios, un grupo de alumnos de segundo año marcaban con su nombre la camisa azul, esa que cuesta ganársela por más de un año.
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Todo ha cambiado desde aquel 11 de marzo de 2020, cuando se registraron los primeros casos de covid-19 en el país, la población de estudiantes presenciales desapareció ya que todo se cerró y hasta este año comenzaron a hacer pruebas para el retorno.
Las escuelas públicas y privadas del país ya comenzaron con el proceso de las clases semipresenciales, para ir adaptándose a las nuevas formas de educación.
El equipo de EL HERALDO Plus llegó hasta la Unag, donde evidenció que este es el único centro de educación superior e internado a la vez que está recibiendo estudiantes de forma presencial.
Áyax Irías, vicerector de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras (UNAH), informó a EL HERALDO Plus que el Consejo de Educación Superior permite que se den estas actividades siempre y cuando sean autorizadas por el Sistema Nacional de Gestión de Riesgos (Sinager).
Antes de las 12:00 del mediodía, el alumno de tercer año Wilmer Castellón se arreglaba el uniforme, se colocaba el sombrero y se aseguraba que sus zapatos tipo burros estuvieran bien limpios.
“Nosotros no podemos estar en casa, nuestra formación es práctica y decidimos venirnos porque en la Universidad nos prometieron todas las condiciones”, expresó el estudiante.
Mientras se encaminaba al comedor afirmó que “las medidas de bioseguridad son estrictas, todos andamos con mascarilla, si es doble mejor, solo habemos dos estudiantes por habitación y nos sancionan si no obedecemos”.
Javier de Jesús Castro, jefe del comedor estudiantil de la Unag, explicó a EL HERALDO Plus que el Sinager les aprobó comenzar con los pilotajes y estableció los protocolos de bioseguridad.
En el caso del comedor, que antes tenía capacidad para recibir 150 personas por sala, ahora solo es para 55 y las mesas están más distantes.
Los controles para comer ya están definidos, hay un área para entrar, se sigue el distanciamiento para tomar la comida, el alumno está asistido en todo momento y no toca nada, solo lleva su comida.
El regreso a la universidad es voluntario, según las autoridades, nadie está obligado y a los alumnos que quieren seguir en línea se les atiende por igual.
En Catacamas el clima es particular, por horas el sol es ardiente, luego llega la lluvia y el día se pone oscuro. ADEMÁS: Hernández: 'Es necesario que la población acuda a vacunarse'; hay suficientes dosis en todo el país
A la 1:15 de la tarde un grupo de estudiantes se dirigía al módulo de granos y cereales, caminar el línea para ellos por debajo de los arboles y sentir el pasto en sus zapatos o escuchar cómo se desliza el agua por los arroyos de los campos universitarios es un placer.
“Yo me vine porque quiero aprender, en el caso de agronomía no puedo estar solo enfrente de una computadora, es en el campo es donde vamos a trabajar y nuestro lema es aprender haciendo”, manifestó uno de los jóvenes mientras se dirigía a la clase práctica.
Al consultarle si estaban todos sus compañeros expresó que no “muchos no se quisieron venir porque dijeron que nos querían traer para venir a chapear la U, pero no, estamos haciendo prácticas, que es lo que nos hace falta desde que inició la pandemia”.
Permiso
Normalizar las clases no va a ser nada fácil debido a que la matrícula supera los 2,000 estudiantes y los grupos que han llegado son de 100 a 110 universitarios.Las gestiones con Sinager para la reapertura comenzaron en octubre de 2020 y autorizaron para iniciar en el primer período del 2021, pero bajo una serie de recomendaciones estrictas en cuanto a bioseguridad se refiere.
Sinager les autorizó entre 450 a 500 estudiantes, pero están muy por debajo de esa cifra, ya que como es voluntario muchos estudiantes no aceptaron y además se necesita la autorización de los padres.
El tiempo de las clases solo es por un mes, se les da la enseñanza práctica y luego regresan a sus casas.
En lo que va del año han recibido a cuatro grupos de cien o un poco más de estudiantes y a algunos de ellos ya los han logrado vacunar.
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Ramón Canaca, vicerector de la Unag, explicó que los requisitos que les solicitan a los alumnos son el consentimiento de los padres con una copia de la tarjeta de identidad, debe llevar el resultado de la pruebas Elisa, donde se puede ver si tiene o ha tenido covid-19, luego los médicos de la Unag los revisan al llegar y si reúnen las condiciones los ingresan a sus habitaciones.
Ya adentro de la institución se les pide que lleven mascarillas para un periodo de 30 días que es el tiempo que deben estar en la universidad.
Actualmente, hay disponibles 114 habitaciones, es decir que pueden tener 228 estudiantes, porque se permiten dos por habitación, pero no las usan todas y solo hay uno por habitación ya que son pocos.
En este centro de estudios superiores han colocado dispensadores de gel en las áreas que visitan los estudiantes, una de las ventajas es que los módulos prácticos son al aire libre, esto permite que haya menos riesgo de contagio y las clases teóricas las siguen recibiendo en línea.
Como medida preventiva se les da ivermectina y vitamina C, además se les practican pruebas rápidas para descartar cualquier posibilidad de contagio del virus.
Los alumnos del grupo que está en este momento en clases ya recibieron la primera dosis de la vacuna anticovid-19, confirmaron las autoridades.
La idea es que todos se puedan integrar, pero se va a hacer de forma escalonada, están esperando que sean vacunados y valorar así qué cantidad de población puede incorporarse.
Al principio de los pilotajes se registraron unos casos de estudiantes positivos, quienes fueron atendidos, aislados y retornados a casa con sus padres y se les da tratamiento.
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