En conversación con EL HERALDO, Maradiaga compartió que su vida como oficial del Ejército comenzó siendo apenas un cadete, luego de ingresar en enero 2005 a la Academia Militar.
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'Me gradué de subteniente y gracias a Dios fui asignado al Segundo Batallón de Infantería Aerotransportado, donde se saca el curso de paracaidismo, de salto libre, maestros de salto, instructores de paracaidismo (y) empacadores de paracaídas.... En ese tiempo me formé y logré sacar algunos de estos cursos', relató.
Cinco años más tarde, el capitán de las Fuerzas Armadas de Honduras (FF.AA) consiguió ser uno de los integrantes del equipo de salto libre de esta noble institución.
'He estado realizando saltos en el Estadio Nacional (desde entonces), no todos los años tenemos la oportunidad por diferentes misiones que tenemos, pero cada vez que podemos incorporarnos lo hacemos', compartió a este rotativo.
Y es que la oportunidad de poder ser uno de los 30 saltadores que debutan en las fiestas patrias de la independencia nacional, debe de ganarse con perseverancia y precisión, puesto que no todos de los aspirantes logran conseguirlo.
'El equipo de salto libre es mayor a 30. Realizamos los saltos y competimos para ver quiénes van a realizar el salto ese día, porque hay unos que tienen más experiencias que otros', explicó Maradiaga.
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Asimismo, ahondó que durante su trayectoria nunca fue partícipe de ningún tipo de accidente; sin embargo, en una ocasión tuvo que poner a prueba sus habilidades luego de que ambos paracaídas se abrierán en pleno cielo.
'Andábamos saltando en una feria de San Antonio y se me extendieron los dos paracaídas y tuve que liberar el principal para caer solo con uno en tierra', recordó Maradiaga.
En acción
Los aplausos y ovaciones recibidas desde tierra también llevan consigo un cierto grado de dificultad, pues los paracaidistas deben estar plenamente atentos y concentrados de los próximos minutos que pondrán en juego tanto su bienestar como su vida.El procedimiento da inicio desde que 'nos asignan los paracaídas. Los revisamos (que todo esté bien), los empacamos con ayuda de otro y abordamos la aeronave', comenzó describiendo Maradiaga.
Seguidamente, detalló que 'antes de saltar decimos quién lo va a hacer de primero (y así sucesivamente) siguiendo un orden según el peso de cada persona. También hablamos con el piloto ( en mi caso por ser maestro de salto) para informarle como quiero que ingrese el aeronave de acuerdo al viento. Tomamos altura y ya cuando pasamos por el punto donde vamos a lanzar, empezamos a saltar con un segundo de diferencia por cada saltador'.
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Pero, lo que no puede dejarse de lado es encomendar el equipo al Señor Todopoderoso, aseguró el capitán, quien de manera personal elevó una oración al cielo segundos antes de tirarse al vacío. 'Siempre lo he hecho cuando voy a realizar un salto. Ya pude haber orado una, dos o cinco veces, lo vuelvo a hacer siempre', aseveró.
Después de haber abandonado el aeronave, lo que procede es estar revisando el altímetro, abrir el paracaídas y buscar la zona del impacto. El miedo o temor no tiene cabida en ese momento, subrayó el profesional.
'Saltar en el Estadio Nacional es un poco complicado por las condiciones metereológicas, el viento en un segundo está de una manera y en el otro cambia. Hay muchos problemas, pero los tratamos de afrontar siempre', indicó.
Y agregó que, la expectativa siempre se ve direccionada a 'que realicemos un buen salto todos y lleguemos a tierra sanos y salvos sin novedad'; y de forma particular, 'caer en el centro y parado, si Dios quiere y el viento nos favorece'.
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