Aunque son asociaciones ilícitas bien organizadas en cuanto a su estructura, autosostenibles con fondos provenientes de su accionar delictivo y cuya presencia traspasa las fronteras regionales, estos grupos como cualquier otro conjunto social se rigen por códigos al igual que reglas disciplinarias, pero de conformidad a su conveniencia y naturaleza criminal.
Las maras y pandillas son un fenómeno social con alcance casi universal, pero con más incidencia en aquellas naciones que conforman el Triágulo Norte de Centroamérica, es decir Guatemala, El Salvador y Honduras, donde sus actuaciones son responsables de altos índices de violencia por homicidios múltiples al igual que el desplazamiento forzado de familias enteras.
Históricamente, existen dos grandes bandas criminales en suelo catracho, las cuales son rivales y se encuentra en una constante disputa a 'sangre y fuego' por la supremacía territorial, sin importar si en esta lucha mueren 'justos por pecadores'.
Un informe al que tuvo acceso EL HERALDO elaborado por el Centro de Investigación de Crimen Organizado Insight Crime en conjunto con la Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) detalla los preceptos y reglamentos de estas temibles agrupaciones.
Flojo o falto de fuerza
Barrio 18 es una pandilla que posee un código flojo o falto de fuerza, lo que en términos generales sirve para mantener a los miembros más jóvenes en línea, evitando así que roben o traicionen a la organización.
Respetar el barrio es la regla número uno y esencial de esta pandilla, pero en la práctica hay un cierto espacio para maniobrar, donde el miembro de la 18 debe siempre obedecer, ofrecer todos sus servicios y ponerse del lado de la agrupación.
Lo anterior también se traduce en que si el jefe pandilleril quiere que algo se cumpla tiene que hacerse; si un compañero está en problemas los otros miembros deben de ayudarle; a los soplones o ahora conocidos como 'sapos' se les castiga con la muerte y el revelar secretos puede llevar a medidas disciplinarias más severas.
'La ambigua naturaleza del código y la forma arbitraria en que es aplicado puede en algunas circunstancias significar una total desestimación del mismo por parte de la pandilla, lo cual podría ayudar a explicar la reputación de la 18 como una pandilla indisciplinada y violenta', subraya el reporte.
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Restricciones
Por otro lado, hay restricciones sobre el tipo de drogas que pueden consumir sus miembros, quienes solo pueden ingerir alcohol y usar marihuana en el momento que no se encuentren de turno.
Aunque el crack y la cocaína en polvo están prohibidas, sus líderes utilizan en muchas ocasiones estas drogas bajo la impunidad, contraviniendo sus propias reglas.
El incumplir, hacer una tarea o asignación de forma errada o el quebrar una de las reglas se conoce como 'chequeo', lo que podría resultar en una calentada o más conocida como golpiza.
El documento sostiene que 'el código de la 18 requiere que sus miembros resistan las fuerzas de seguridad con tanta fuerza como sea posible al enfrentarse a un arresto. Pero el asesinato de alguien de otro grupo criminal requiere permiso de la cúpula al igual que el asesinar a alguien que no pague los cargos por extorsión y otros que se crucen en el camino de la pandilla de alguna manera'.
Vestimenta
En cuanto a su vestimenta, estos pandilleros no poseen un código oficial, pero se conocen por utilizar ciertos estilos como el uso de tenis marca Nike estilo Cortez y fajas largas que cuelgan del lado izquierdo de sus cuerpos.
Actualmente, el medio más utilizado para su identificación se encuentra de alguna manera restringido, es decir los tatuajes, ya que los nuevos miembros no se marcan ni utilizan tinta en su piel, pero cuando acceden a tatuarse los hacen sútilmente, escondidos y muchas veces hasta codificados.
Entretanto, la Mara Salvatrucha (MS-13) difiere con su oponente, ya que los códigos de disciplina y reglas internas son más estrictas respecto al comportamiento, pero coinciden en el consumo y prohibición de las mismas drogas.
El apoyo de la comunidad es fundamental para esta asociación al grado que están trabajando de manera ardua para ganárselo, lo cual se facilita ya que sus cabecillas son más estáticos, conocen a sus vecinos, líderes políticos locales y religiosos.
'La MS-13 no confronta a las autoridades de forma abierta y cuando son capturados por la Policía o por otros oficiales de las fuerzas de seguridad, se someten; esta reputación relativamente benigna no significa que no caigan en actos de crueldad y castigos excesivos', indica la publicación que contó con el soporte de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
La ofensa más grave para estos mareros y que se paga con la vida es relacionarse con el enemigo, lo cual se puede dar de dos formas ya sea ser miembro activo de una pandilla rival o soplar información a las autoridades o incluso a los adversarios.
En el caso de las mujeres se les prohíbe participar en la organización, quienes quedan excluídas de toda actividad ilícita salvo para pasar mensajes, hacer llamadas por celular, venta de drogas de menor cuantía o transportar otros productos, bienes hacia y fuera de los reclusorios.
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