Carlos Ariel Aguirre Varela, de 23 años, era un joven dinámico, dedicado a su familia y a la protección de sus padres. Así lo recuerda un grupo de mineros quienes junto a él laboraban en la mina Cuculmeca, ubicada en la aldea de San Juan Arriba, jurisdicción del municipio de El Corpus, Choluteca.
Los obreros de la mina recuerdan como hace escasos cuatro meses, Ariel decidió arriesgar su vida al solicitar trabajo luego de que lo despidieran de la ferretería en la que laboraba junto a su padre.
“Ariel era un muchacho temeroso, que no le gustaba entrar a los túneles y siempre se quedaba afuera ayudando a los compañeros que ingresaban, pero esta vez decidió ingresar para ayudar a un muchacho que venía cargado de broza”, recuerda uno de los mineros, quien prefirió mantenerse en el anonimato.
Según el relato, el joven fue hijo único hasta la edad de 17 años, cuando sus padres decidieron tener a un hijo más y se convirtió en el más cariñoso hermano mayor.
“Él platicaba de sus papás, de cuanto le pedían que tuviera cuidado y que no ingresara a los túneles y ese era el temor de él y mire lo que le sucedió”, lamenta el minero.
“Ariel era un muchacho humilde, tranquilo y muy trabajador, pero lastimosamente le pasó esto, y es por eso que nosotros pusimos todo el esfuerzo necesario para tratar de sacarlo con vida”, afirmó el entrevistado.
Desconsuelo
Los abuelos paternos de Ariel, Marcelo Aguirre y Estela Espino, recuerdan con total desconsuelo la angustia que pasaban cada mañana que su nieto se despedía para ir a laborar en la mina Cuculmeca.
Y es que sus abuelos relataron que todos los días le pedían a Carlos Ariel que no trabajara más en el cerro, pero el insistía para poder darle el sustento a su hijo Oslin Damián Aguirre, de apenas dos añitos de edad, pese a que había terminado la relación de pareja con la madre del menor.
“Ariel era un muchacho muy cariñoso, amable y buen padre, siempre responsable y la falta de oportunidades de trabajo lo obligaron a trabajar en la mina”, recuerda María Aguirre, tía del infortunado, mientras el dolor y la tristeza invaden su corazón.
Comentó que el lunes a las 6:00 de la mañana, cuando Ariel partió de su casa, ubicada en la aldea de El Chagüite con rumbo a la mina Cuculmeca, fue a la vivienda de sus abuelos a alentar a uno de sus primos para que lo acompañara a la mina, pero el otro joven no accedió.
“Cuando él vino en la mañana yo le dije que no fuera a la mina, pero él tenía la necesidad del dinero y hasta cierto punto lo comprendíamos por la comida de su niño”, dijo don Marcelo, abuelo de Ariel.
“Cuando ya era tarde, yo iba a la casa de ellos a preguntar si ya había venido y hasta que lo miraba me regresaba la tranquilidad”, relata, entre sollozos, el abnegado abuelo.
Horas antes de que se esfumaran las esperanzas de encontrarlo con vida, autoridades aseguraron que tenían indicios de que los mineros atrapados estaban con vida, ya que mediante un detector de sonido habían escuchado golpes, pero las esperanzas se esfumaron más tarde cuando se confirmó que los sonidos eran provocados por otro grupo de mineros.