La mujer de 35 años acudió durante mucho tiempo a consultas con el ginecólogo Morris Wortman, de 70 años, quien en el pasado había tratado a su madre, cuando ella estaba en busca de procrearla, pero sin imaginar que terminaría descubriendo algo que la hizo sentir confundida y enojada.
La mujer explicó que entre 1983 y 1985 su madre acudió al médico para realizarse un tratamiento de fertilidad, ya que su pareja no podía tener hijos con ella porque estaba en estado parapléjico, luego de sufrir un grave accidente.
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Por tal motivo, la madre de Morgan recibió inyecciones de esperma dos o tres veces al mes en las clínicas de Wortman, por las cuales habría pagado unos 50 dólares por unidad.
A la mujer le dijeron que el esperma provenía de un estudiante de medicina, quien estaba dispuesto a donar su esperma para ayudar a parejas como la suya a concebir. En 1985, la mujer quedó embarazada de Morgan, quien se enteró de la forma en la que fue concebida al cumplir los ocho años.
Los años pasaron y Morgan, quien ahora estaba casada y con varios hijos, sufría de sangrado menstrual irregular, por lo que decidió acudir al ginecólogo y por recomendaciones de su madre asistió al mismo que la había atendido a ella hacía tantos años.
Aunque el doctor sí sabía que Morgan era su hija, accedió a realizarle examenes vaginales y de senos, por lo que ahora ella ha decidido demandarlo por el engaño hacia su madre y por las prácticas que tuvo con ella durante sus consultas.
El descubrimiento
De acuerdo al New York Post, la mujer comenzó a identificar que compartía ciertos rasgos físicos con su doctor, por lo que eso, sumado a la revelación que le hicieron a los ocho años, fueron la motivación para realizarse una prueba de ADN en donde se determinó que poseía genes judíos asquenazí, una característica que la alarmó aún más, pues Wortman era 100% judío asquenazí.Morgan siguió intrigada y comenzó una investigación en la que descubrió que ella no era la única hija que el médico había concebido a través de la venta de su propio espermas a sus clientas, pues su ADN coincidió con el de seis medios hermanos.
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La joven decidió unir fuerzas con uno de ellos y contactaron a una de las hijas que Wortman tuvo dentro del matrimonio con su esposa, le contaron sus sospechas y ella accedió a realizarse una prueba con ellos y el resultado fue revelador: eran medios hermanos. De esa forma, ya no hubo dudas de lo que el médico había estado haciendo durante sus consultas, por lo que se cree que podrían haber muchos más hijos de él dispersos poro el país.
La demanda contra el ginecólogo también incluye daños médicos, pues les habría heredado altas probabilidades de padecer una enfermedad mental que ha estado presente en su familia durante varias generaciones.
