Por eso dicen que donde hubo fuego cenizas quedan y ese es el único rastro que dejó Mario Zelaya Rojas en su paso devastador por el Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), cuya fortuna aún no se recupera pero su principal amante, la chilena Natalia Ciuffardi, sueña con volver a hacer la mecedora con su encantador “doctor porno”.
Nos pasma la frialdad del ser humano al leer las declaraciones de su tierna polola de Zelaya Rojas, otra de las amantes beneficiadas con millones de lempiras sacados del IHSS mediante compras amañadas. Niditos de amor, lujos, excentricidades, carros blindados para llevar y traer queridas de varios países centroamericanos y del cono sur.
Sus palabras nos recordaron los vicios que este pandilleril grupo armó al son del dinero de miles de asegurados. Jamás mentimos al afirmar, sin vacilación alguna, que los millones danzaron al ritmo de eternos festines. Viajes por el mundo. Fotos delatan a varias, entre ellas “La Palillona”, Ilsa Vanessa Molina, modelando por Europa gracias a su amado José Zelaya, prófugo, intocable de la injusticia.
Vientre
Prohibido olvidar que José Zelaya, cerebro del atraco, primo del distinguido exdepredador del IHSS, conquistó a Molina con más de doce millones de desplumados que ya no existen porque se los chupó con su ostentosa vida. A quien no le cuesta todo lo hace fiesta. Claro, no hubo chupete gratis. La factura fue colar fortunas robadas por nueve meses de barriga.
Divorcios, lágrimas de una y de otra buscando riquezas a punta de moler las bolsas de un noble ente en manos no solo de pillos, sino de hombres y damas encariñados de la maldita plata. Hasta la hermana de “teto”, siendo hondureña, terminó en prisión panameña. Tal vez la expulsan porque su marido Marco Jaén, otro implicado y fugitivo, nativo del canal, la enroló en el fraude.
Todo en familia consanguínea y de maravillosas amas. Tanto desgorre que nos suena aquella canción con su frase “fue en un cabaret…” y ahí se encontraron muchos. Piernas deslizándose por el tubo. Mario y compañía cayeron redondos utilizando sus insanas mentes para pagar el alto costo del deseo carnal. Acabaron con el Seguro Social.
Carnes
De Costa Rica, Colombia y Chile iban y venían las prepago, entre ellas Ciuffardi, quien para muchos solo es íntima de Zelaya Rojas, pero también es buena amiga de un dirigente deportivo que le encanta la harina para panqueques y de un testigo protegido que se llevó casi 60 mil dólares en compras fraudulentas del IHSS. El doctor “Hannibal Lécter” no pierde la costumbre de amanecer con dos y tres. ¡Goloso el pantalones pachuco!
Lo vemos casi todos los días en un gimnasio cerca de Casa Presidencial. Su par “El chino Herrera” anda feliz como una lombriz. Siendo otro de los cerebros del poderoso atraco, es predilecto. El que aulló el robo se marchó calladito tras meternos una paliza de once paquetazos fiscales. Y como no todo es color de rosa, le pasaron factura capturando a su hijo por capo. Tremenda fábrica de astutos.
La Ciuffardi, como le dicen en Chile, también hizo el trapecio con el “teto mayor” y, posiblemente con el famoso “pollo”. Orgías y media la de estos muchachos que luego compartieron el banquete con el honorable Zelaya Rojas, quien con chofer y carro blindado mandaba a traer a su amada cuando arribaba al Toncontín.
Garrote
De fatuos hoteles a grandes jolgorios en mansiones. Cada fiesta estuvo plagada de amigos, “empresarios de maletín”, queridas, arrepentidos de armario. Así tramaron el atraco al IHSS. Todos (as) los que asoman en fotos en manos de la Fiscalía como autores directos y cómplices del saqueo a la seguridad social están acusados, pero irónicamente no han sido arrestados.
La chilena, según confesó, muere por torcerse con el “doctor porno”. “Quiero hacer mi vida al lado de mi amor”, exclamó Ciuffardi, quien sueña chiflarlo en el trapecio. Siete quiebres inolvidables con Zelaya Rojas. En cambio, en el Centro Femenino de Adaptación Social (Cefas) en Támara, esposas y amantes de los atracadores están frente a frente. El garrote se les convirtió en barrote.