Selección de Grandes Crímenes: ¿Quién mató a los dos amantes? (parte 1/2)

"Los mataron mientras dormían, después de beber licor y de tener intimidad... Eso está claro... Era el mejor momento y el asesino lo sabía"...

  • 13 de abril de 2025 a las 00:00
Selección de Grandes Crímenes: ¿Quién mató a los dos amantes? (parte 1/2)

CASO. Eran las cinco de la mañana, de un día nuboso y frío, cuando una mujer bajó las gradas del segundo piso de aquella habitación, gritando desesperada, mientras llamaba al administrador y al guardia del motel.

“¡Están muertos! -gritaba-. ¡Están muertos! Los mataron... Los mataron...

Pero no fue hasta que salió al patio cuando el guardia le puso atención. Estaba somnoliento y bostezaba, y, al parecer, no entendía lo que estaba pasando.

“¿Qué te pasa, Lila? -le preguntó, mientras ella corría hacia él, con lágrimas y terror en los ojos-. ¿Quiénes están muertos?”.

“Los del 21... -gritó ella-. Los del 21 están muertos”.

Al guardia se le fue el sueño. En verdad, no era un guardia propiamente dicho, era un empleado que vigilaba que todo estuviera en orden en el motel; tenía que hacer sus rondas, vigilar desde una caseta y no meterse con nadie. Además, no tenía arma alguna, y solo cargaba un viejo termo que traía de su casa lleno de café. Era un hombre maduro y de movimientos lentos, por eso tardó en reaccionar.

“Llamá al administrador -le dijo a la mujer-. Voy a ver”.

Y, con paso apurado, fue hacia la habitación 21, cuya cortina estaba cerrada; una pesada cortina de lona que se enganchaba a una horquilla con un garfio de hierro para mayor privacidad, dejando apenas una línea delgada por la que podía verse hacia el estacionamiento. Allí, estaba un vehículo alto, tipo camioneta, Ford Escape, con las puertas y los vidrios cerrados. Por un movimiento instintivo, el guardia tocó el tonó y se dio cuenta de que estaba frío. En aquel momento entraba el administrador de turno a la carrera. Llegó agitado, seguido de la mujer. Eran los únicos tres empleados de la noche. Más empleados, menos ganancias.

“¿Qué pasa, Juan?” -preguntó.

“Dice Lila que arriba hay dos muertos”.

“¡Me lleva el diablo! -exclamó el administrador-. Esa es una mala noticia. Vamos, pero que nadie toque nada, y fíjense bien donde ponen los pies”.

Subieron, uno detrás el otro. Lila todavía no superaba la impresión. El administrador empujó con el nudillo de un dedo la puerta que Lila había dejado abierta y entró viendo hacia abajo. Todo estaba limpio hacia la cama, pero, sobre esta, estaban dos cuerpos, dos cadáveres desnudos y pálidos. Era una pareja. Una mujer joven, de unos treinta y dos años, no muy alta, blanca y de cara bonita, con el pelo corto y las uñas de manos y pies pintadas de rojo. El hombre era ya mayor, de unos cincuenta años, recio, lleno de vellos blancos, cara redonda y con una calvicie incipiente. Él tenía una herida en el pecho, al lado de la tetilla izquierda, y estaba boca arriba. Era una herida horizontal que medía unas dos pulgadas. Tal vez más, y en la que apenas se notaba el borde con una línea de sangre. En opinión del forense, el asesino sabía lo que hacía.

“Atacó a este hombre mientras dormía boca arriba -dijo-; calculó bien el lugar donde hundiría el cuchillo y no dudó un segundo en herirlo. Fue un solo golpe, fulminante, mortal... El hombre sí tuvo tiempo para abrir un poco los ojos y la boca... Murió en el acto... Ella también estaba dormida, no sintió nada de lo que pasaba a su lado. El asesino sacó el cuchillo del cuerpo del hombre; una gota de sangre cayó sobre el pecho de la mujer y tampoco sintió el momento en el que el cuchillo se hundía en su propio corazón, sin embargo, ella abrió los ojos, azorada, y así murió. Fue algo bien planificado”.

A un lado estaba la ropa de ella; al otro, la ropa de él. Dos teléfonos celulares estaban apagados. No había preservativos que hubieran sido usados y el forense confirmó que había fluidos seminales entre las piernas, ya rígidas de la mujer. En una silla estaba una botella de whisky, dos latas de cerveza vacías y con pintura de labios en una orilla. No había colillas de cigarro.

LE PUEDE INTERESAR: Selección de Grandes Crímenes: ¿Quién mató a la niña Clara?

LAS VÍCTIMAS

Ella se llamaba Ana; él, Roberto. Ella trabajaba en una de sus empresas. Él se dedicaba a comprar y vender chatarra, llantas usadas y otros productos reciclados. Ella era secretaria en la oficina principal, ubicada en un edificio en construcción, propiedad del jefe.

Cuando los miembros de la familia se dieron cuenta de lo que había pasado, llenaron el motel, pero la Policía los contuvo. Una hora después, llegaron dos mujeres y un hombre, visiblemente afectados, y sin poder creer lo que veían. Uno de ellos era el esposo de Ana.

“Yo salí para mi trabajo a las cinco -les dijo a los detectives de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI)-, iba tarde... Trabajo en unas bodegas de don Roberto cuidando los materiales que ya están escogidos para vender; como él se dedica a reciclar... La bodega queda en la salida a Olancho, cerca de donde está el edificio que don Roberto estaba haciendo”.

Se llamaba Luis.

“Allí trabajaba Ana, su mujer” -le dijo el detective.

“Sí... Era bachiller, pero trabajaba como secretaria... Y ya tenía dos años de estar con don Roberto”.

“Y, usted, ¿desde cuándo trabajaba con don Roberto?”.

“Tenía un año, señor... Mi esposa me ayudó a conseguir trabajo, aunque fuera de guardia, porque no hay mucho trabajo para un perito mercantil”.

“¿Sabía usted que su esposa Ana y su jefe, don Roberto, tenían una relación extramarital?”.

El hombre bajó la cabeza, avergonzado.

“No -dijo-, no sabía... Ella siempre fue buena mujer... Trabajaba, me ayudaba en la casa, cuidaba a los dos niños que teníamos, y nos llevábamos bien... Nunca me imaginé que me estuviera haciendo esto”.

“¿Sabe quién pudo matarlos?”.

“¿Cómo voy a saber, señor? Yo solo voy y vengo de mi trabajo a mi casa”.

Las lágrimas saltaron en los ojos del hombre.

PUEDE LEER: Selección de Grandes Crímenes: ¿Quién mató a la niña Clara? Parte 2/2

LA ESPOSA

Era una mujer alta, de piel canela, pelo rizado, ojos de color castaño, delgada y muy hermosa. Tenía cuarenta y cinco años, y ya se le notaba el paso del tiempo sobre ella. Estaba devastada. Sus tres hijos trataban de consolarla. Había subido para reconocer el cuerpo, y dijo que sí, que él era su marido. Y lo mismo hicieron con Luis. Subió para reconocer el cuerpo de su esposa, y el detective que lo observaba notó que un dolor profundo se marcaba en su rostro.

“Ana -dijo, a media voz-, ¿por qué me hiciste esto? ¿No te acordaste de tus hijos?, Ana...

En ningún momento mostró cólera, odio o satisfacción por la muerte de su esposa infiel. En cambio, la esposa de Roberto, dijo:

“Ya sabía yo que ibas a terminar mal, Robert... Siempre te gustaron las ladas ajenas... Moriste como quisiste, con una flor de letrina a tu lado... Que Dios te perdone”.

El detective que la escuchaba, le preguntó:

“¿No le duele la muerte de su esposo, señora?”.

“Esa es una pregunta estúpida, señor policía -respondió la mujer-. Es el padre de mis hijos, tenía veintiocho años de estar a su lado... Y claro que lo quiero, pero, ¿qué es lo que pretende usted? ¿Qué me parta el alma llorando? Ya le dedicaré mi luto... Me duele que haya terminado así, pero alguien tenía que terminar con esa afición suya a meterse con mujeres pobres y necesitadas... con flores de letrina, señor, como esa”.

Y, apoyándose en uno de sus hijos, la mujer dio media vuelta y salió de la habitación llorando.

DPI

“¿Qué fue lo que pasó aquí?” -se preguntó uno de los agentes de la DPI-. Los mataron mientras dormían, después de beber licor y de tener intimidad... Eso está claro... Era el mejor momento y el asesino lo sabía... Esperó, escuchó todo, y, cuando se hizo el silencio, entró... Tal vez la puerta no estaba con llave y usó una ganzúa o una llave maestra; o tal vez a alguien se le olvidó asegurar el llavín... Pero, ¿cómo llegó el asesino hasta aquí?”.

“El registro de entrada del vehículo es a las seis y tres minutos... -dijo un segundo agente-. Como ayer fue lunes y no hay mucha actividad en el motel, tuvieron toda la noche sin ser molestados por el personal”.

“Según el forense, los mataron a eso de las siete de la noche... Minutos más, minutos menos... Una sola herida en el corazón... Una para cada uno, con el mismo cuchillo”.

“Cuchillo que el asesino se llevó consigo”.

“Y que tuvo el cuidado de limpiar con algo que él mismo traía, o que metió en alguna funda... Porque no hay sangre en el piso, ni en la cama... Las víctimas murieron de inmediato... Y la sangre que se nota, es la de las heridas... Lo que dejó el cuchillo al romper la piel”.

“Pero, la pregunta, es ¿cómo entró el asesino? Las cámaras de seguridad no muestran a nadie extraño entrando a pie, en moto, o que haya salido de una habitación y entrado a la número 21... Las cámaras lo cubren todo”.

“El guardia dice que él estaba haciendo su ronda más o menos a las siete y minutos, y que no vio salir a nadie... Pero, las cámaras sí grabaron a un hombre saliendo del estacionamiento del número 21. Tenemos las imágenes, y las vamos a procesar en el laboratorio, pero, si vemos bien, no es una figura clara... Lleva gorra, calada hasta la frente, anteojos oscuros y grandes, un traje overol, como el de los electricistas, tenis blancos, barba calzada y crecida, y mascarilla. Salió sin que nadie lo molestara, y, aunque lo grabaron las cámaras, el administrador dice que no vio que alguien saliera. Las cámaras de seguridad de la salida y las de los negocios de los alrededores lo captaron caminado hasta que se perdió en una calle de tierra”.

“Este es el asesino”.

“¿Podemos comprobar que el esposo de la mujer muerta estaba en su trabajo esta noche?”.

“Sí... Estuvo allí hasta esta mañana cuando entregó turno a su relevo, que, por la bondad de don Roberto, es hermano”.

“¿De quién?”.

“Del guardia, del viudo”.

“¿Son hermanos?”

“Sí”.

“Averigüen dónde pasó la noche el hermano...”

CONTINUARÁ LA PRÓXIMA SEMANA

Únete a nuestro canal de WhatsApp

Infórmate sobre las noticias más destacadas de Honduras y el mundo.
Te gustó este artículo, compártelo
¿Quién es la supuesta amante de Peso Pluma?
¿Quién es la supuesta amante de Peso Pluma?
Keep WatchingNext video in 8 seconds
0 seconds of 43 secondsVolume 0%
Press shift question mark to access a list of keyboard shortcuts
Próximo
Decomisan arma con la que mareros mataron policía en un asalto
03:00
00:00
00:43
00:43
 
Últimas Noticias