TOKIO, JAPÓN.-Ni siquiera han culminado la primaria, pero ya saben todo lo que se necesita para sobrevivir las primeras 72 horas después de un terremoto.
Los niños japoneses reciben esta inducción en casa, en la escuela y en Sona Area, un centro de aprendizaje gratuito de experiencias de prevención de terremotos y desastres naturales, ubicado en Tokio, que atiende a diario a individuos o grupos que desean aprender sobre supervivencia y prevención.
La experiencia es aterradora y realista desde el inicio.
Apenas se ingresa al lugar, una guía, que se expresa en japonés e inglés, le indica que todo el edificio es antisísmico y que sus instalaciones se dividen en dos partes: la zona de experiencia y la zona de aprendizaje.
La primera inicia apenas la guía lleva al visitante a un ascensor, donde se simula que ocurre un terremoto justo en una tienda por departamentos. Luego que el piso del elevador se estremece y se apagan las luces, este se detiene en un chirrido y toca salir y atender la indicación de evacuar de inmediato y seguir la ruta de señalización de emergencia.
Hacia la zona de desastre
Esta línea de señales llena de luces lo lleva hasta una ciudad destruida. Se trata de un diorama donde se escuchan sonidos de réplicas repetidas del terremoto.
La iluminación y las imágenes conducen hasta el Cinema Station, donde el visitante experimenta una simulación de un terremoto ocurrido en Tokio a través de imágenes generadas por computadora.
En el camino hay simulacros de edificios con paredes agrietadas, enormes rocas, postes de electricidad y cables caídos, habitaciones desordenadas con los muebles en el piso y automóviles destruidos.
Al escapar de esta peligrosa zona urbana, la siguiente experiencia es un sitio de evacuación seguro.
Allí le espera una hilera de almacenes y tiendas de socorro en casos de desastre, donde la guía explica cómo el ciudadano aprenderá a sobrevivir durante estas situaciones de emergencia.
Pequeños cubículos elaborados con cajas de cartón recicladas que sirven de refugio, hay colchas, implementos de higiene, agua apta para el consumo y juguetes para los niños.
Además de un inodoro, un área para bañarse, depósitos de basura y alimentos básicos para sobrevivir, tiendas de campaña que son utilizadas como centros de socorro improvisados, equipados con equipo y medicamentos básicos para cualquier atención de salud.
Todo parece en su lugar. Hay rótulos con reglas y toda clase de indicaciones para que la convivencia sea adecuada y para saber qué hacer en caso de haber réplicas.
Los escolares que llegan en grupos a Sona Area aprenden de manera creativa todo lo que hay que hacer en caso de un desastre natural. “Prevención y trabajar con los niños y los jóvenes va a provocar cambios en cada país”, dijo Eri Tobinaga, jefa del equipo de Centroamérica y directora adjunta de la División México, Centroamérica y el Caribe. Y esa es sin duda la clave de la prevención y resiliencia, de la que dan cátedra los japoneses.
La siguiente parada en el recorrido es una sala de exhibiciones. Ahí se presenta el cortometraje Tokyo Magnitude 8.0, que es un extracto de la serie de animé del mismo nombre que se estrenó el 9 de julio de 2009.
El corto, dirigido por Masaki Tachibana, narra la historia de Mirai y Yuki Onozawa, dos hermanitos que buscan cómo regresar a casa luego que un terremoto de magnitud 8.0 en la escala de Ritcher ha sacudido la ciudad, mientras ellos visitaban una exposición de robots en Odaiba. En la historia, que emociona hasta las lágrimas, solo uno de los niños vuelve a los brazos de su madre.
Con la emoción a flor de piel, el recorrido continúa en el centro de operaciones, un puesto de control desde donde se recopila información sobre las áreas afectadas durante un desastre natural en Japón. Este lugar ha sido utilizado en producciones de Hollywood.
Y para cerrar está una exposición donde el visitante aprende cómo utilizar elementos cotidianos para construir refugios improvisados, utensilios de cocina, linternas y toda clase de objetos de supervivencia.
Al salir de allí no queda duda de donde viene la resiliencia del japonés y de que estamos unidos en el tema de desastres naturales, pero separados a años luz en el tema de pr evención. Ya es momento de aprender e imitar las buenas prácticas de un gigante al que además nos unen casi 85 años de amistad.