TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Cada cuatro años, la misma cloaca. Se va una mafia y entra otra. Con la inflación por las nubes, desempleo y sueldos de hambre para el gentío, los vigentes no paran de culpar del caos a los frescos cachos y, a lo fachoso, gozan su singular orgía. Con cargos y lujos que ni en los imperios se ceden, aquí, un vasallo de la presidenta Xiomara Castro se traga dieciocho mil lempiras diarios de salario.
En pueblos como el nuestro el atraso del elector ampara y corona a su propio verdugo, en este caso, al tinte político que, como siempre, “rige” a su antojo, tiñendo, creando y ampliando diversas crisis locales, mientras se certifican o se suben (lo que tanto reñían) salarios dañosos y, no conformes, también ponen a mamar a la mujer y a otros parientes con buen diente y “el delincuente soy yo”.
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DISCO
Tras arrancar el régimen de Castro, su secretaria de Finanzas, Rixi Moncada, pintó un cuadro desolador al recibir, según juró, las cajas totalmente saqueadas a lo vulgar por la gestión de JOH que es, sigue y acabará siendo el caballito de guerra de los regentes que curiosamente -cacareando recato, sumisión y austeridad- se recetan, negándolo, pagos ofensivos para la pobrería.
Andando por esas calles capitalinas, como muchas otras que vivos políticos caminan y reparan solo cuando ansían el voto o desde donde tiran piedras por piques o envidia, platicamos con una señora de 75 años de edad, una de muchas que barren, ¿con tu pisto? ¡No! Las duras vías de Tegucigalpa. ¿Qué hace usted?, le indagamos tras compartir con ella una burra ¿de Palmerola?, ¡No! para comer.
Yo -indicó- trabajo con “Aldama” (Aldana). ¡Ah!, de veras, le dijimos. Sí, sostuvo, la anciana, con su rostro oscuro y arrugado más por su hábitat que por su vejez. Nos dijo que urgía dinero para lograr una cirugía en el Hospital Escuela. Con alojo en la Nueva Suyapa, en medio de su candor y miseria, confesó su gratitud con Dios por ganar un “sueldo” de 3,000 lempiras al mes con una firma contratada por la Alcaldía.
DECIRES
Pesando lo dicho por Moncada con el relato de la afanosa longeva y los eternos alegatos del jefe Manuel “Mel” Zelaya Rosales de que los cachurecos se robaron y empeñaron el país, intuimos, como es nuestro derecho sin correr entre tanta picardía de políticos, que los grandes mienten sin perdón.
Llega nueva tutela y culpa de todo el cagadal al anterior. Forma cínica de lavar ¿el dinero?, ¿no!, sus promesas.Veterana y abnegada con una sufrida e inmerecida paga y, los de arriba -hablando de crisis y de moral- no solo meten al familión en su corral, también refutan su evidente nepotismo que se chupa millones de lempiras mensuales por vegetar en butacas al son de “merecer” lo que en uñas de otros era corrupción y abuso. Están “compitiendo” a quien mama más a lomos del violado erario en una nación donde se atiza y se agranda el odio y la maldición para tener en zozobra todos los estratos sociales.
Con esa ristra de fingidos golpes en el pecho, con cantos populistas que extasían a sus víctimas, los del sillón hacen gala de esplendores a lomos de sus “amados pobres” sus escalones vitales y ciegos para sujetarse y morir en el andamio. En cualquier oferta siempre ponen al pobre al frente de sus campañas. Es el perfecto anzuelo para lograr chorro de votos y deleitarse sin freno ni pudor.
CORTINA
Mientras la barredora se inmola con 3,000 lempiras al mes, un atlético del Banco Hondureño para la Producción y la Vivienda (Banhprovi) “salvó su vida” ganando L 239,967.18 y, sin rezos ni llorados auxilios subió su sueldo a L 359.950.77. Las cifras son claras, gana 18,000.00 lempiras diarios y, de chascada, un premio mayor de 500,000.00 para revivir su oficina y sentirse más inteligente.
Con medio millón botado en gustos tontos de un segundón, una aseadora aseguraría 167 meses de sueldo (casi 14 años) o se daría un pago digno de 10,000.00 lempiras a cuatro barrenderos en los siguientes cuatro años. Ahora, con 359 mil lempiras y un pago mensual de 12,000 lempiras se emplearía a tres personas por dos años y cinco meses.
Sin tocarle sus sagrados décimo cuarto y aguinaldo al mamón de la refundación, con 359,000 lempiras se daría veinte cupos de dieciocho mil lempiras por 48 meses a sus “mártires” que morirán refundidos en cuevas alabando a un astuto patrón, aristócrata y narcisista, “víctima” de sus víctimas. ¡Qué suerte, camaradas!
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