Siempre

El rostro femenino del cine chileno

Cuatro grandes del séptimo arte ponen en alto a Chile en el Festival de Cinelatino en Francia. El camino no ha sido fácil para Marcela Said, Claudia Huaiquimilla, Paulina Gracía y Andrea Chignoli

31.03.2018

París, Francia
Pese a su buen momento, el cine chileno está todavía lejos de ser una industria y sus mujeres, minoritarias, luchan por hacerse un hueco en un universo masculino.

De los 46 filmes de ficción y documentales chilenos que salieron en salas el año pasado, solamente 10 estaban dirigidos por mujeres.

Pero sus largometrajes están encontrando cabida en festivales como Cannes (“Los perros”, de Marcela Said) y San Sebastián (“Princesita”, de Marialy Rivas).

Rostros femeninos
Said, la también directora Claudia Huaiquimilla (“Mala junta”), la actriz Paulina García (“Gloria”) y la montadora Andrea Chignoli (“La novia del desierto”) explicaron en el Festival de Cinelatino de Toulouse cómo lograron dedicarse al cine en un país donde las escuelas empezaron a crearse recién en los años 1990.

“Crecí en una familia muy machista. No fui a la escuela de cine porque mi padre se oponía”, recuerda Said.

Estudió sin entusiasmo literatura inglesa y luego filosofía estética. “Quería irme del país, Chile era muy conservador y yo no me ceñía”.

Como asistente de fotografía llegó a París y “se enamoró” de la ciudad, Ahí empezó todo. A Huaiquimilla, su madre la envió a un “colegio de monjas cristianas para señoritas”. Ella le traía las películas “pirateadas” que habían ganado en Cannes y la Berlinale.

“Aunque no se dice abiertamente, las escuelas de cine no alientan a las mujeres a serlo”. Mientras cursaba artes plásticas, para “lo que no servía”, contó García, organizó con sus amigos un “café concierto”, donde inventó un personaje, “Pamelita”, para la que cada vez escribía más historias y desde ahí no dejó de hacerlo.

Chignoli empezó de manera autodidacta, como muchos profesionales del cine que evolucionaron en un “espíritu de colaboración” entre documental y ficción. Estudió luego en Estados Unidos, donde muchos le preguntaban porqué en el cine latinoamericano siempre había prostitutas y la mujer tenía un segundo rol. Pero, ahora, “hasta los hombres han cambiado en cuanto a las temáticas”.