TEGUCIGALPA, HONDURAS.- He titulado este libro “Memoria de los signos” porque busco expresar que la obra de arte está constituida por signos, cada elemento visual es portador de sentido y de significado, todos ellos articulan ideas o conceptos que nos vinculan a la vida, a la memoria de lo vivido o lo presentido.
No se trata de traer recuerdos, la memoria es algo más porque nos conecta con emociones, experiencias y sentimientos.
La relación del arte con la memoria no tiene una finalidad en sí misma; la memoria tocada por el arte tiene el propósito de explorar zonas del conocimiento que la racionalidad instrumental deja de lado en nombre del éxito o de lo útil; se busca, ante todo, que esa experiencia colectiva o individual con el signo artístico contribuya o incida en los cambios de la sociedad o de la historia: la relación arte-memoria no es arbitraria, siempre será una relación significativa.
Si “La mirada otra” (libro que antecede a esta nueva publicación) es un texto que aborda problemas generales del arte, “Memoria de los signos”, sin despojarse de ese afán generalizador, busca estudiar ciertos momentos de la producción artística hondureña.
El abordaje está vinculado a estudios formales y conceptuales específicos, es un encuentro con la obra y los artistas.
Son trabajos de investigación visual abordados la mayoría de ellos desde el método semiótico. Este enfoque semiológico tampoco renuncia a lecturas sociológicas, políticas e históricas, pero sin desprenderse de lo esencial: el estudio del objeto artístico dentro de un contexto cultural socialmente determinado.
En el texto son abordados movimientos como el Taller de la Merced, eventos como el Primer Certamen de Pintura Joven “Pablo Zelaya Sierra”, artistas como Gelasio Giménez, Mario Castillo y Benigno Gómez, que formaron parte del movimiento fundacional de nuestra modernidad artística; un polémico artículo sobre un performance relacionado con una escultura de Mario Zamora Alcántara también hace parte de este esfuerzo editorial.
Singular referencia son los trabajos sobre Santos Arzú, para quien escribí mi primer ensayo como crítico de arte en 1996. Blas Aguilar es analizado en relación con su propuesta figurativa.
La obra de los colombianos Jorge Restrepo y Mildred Galo forman parte de este libro, aclarando que el primero adquirió la nacionalidad hondureña y ya forma parte de nuestro patrimonio local; asimismo, abordo la obra de Luis Landa y Medardo Cardona, quienes desde un inicio mostraron evidencias de la calidad de su trabajo artístico.
El texto también incluye un extenso estudio de la obra del maestro Armando Lara, un ensayo en el que más allá de las preocupaciones temáticas, me centro en el estudio de su lenguaje visual.
Existe un texto aparentemente desconectado de los estudios locales, me refiero al del salvadoreño Walter Iraheta, su inclusión está justificada porque en los años noventa y principios del siglo XXI, fue un artista que incidió en el trabajo de muchos jóvenes que en ese momento empezaban a dar sus primeros pasos; en el mismo sentido, aparece un texto relacionado con la muerte de Octavio Paz, sobre todo, porque el Nobel de Literatura mexicano afinó mi sensibilidad hacia la crítica de arte; de igual manera, aparece un ensayo sobre Rusticatio Mexicana, de Rafael Landívar, porque es un intento por establecer las conexiones plásticas que existen en los textos literarios.
En “Memoria de los signos”, el lector encontrará otros trabajos que lo acercarán a eventos claves que han marcado el ritmo de las artes visuales en el país.
Estos artistas forman parte de un conjunto más amplio que ha contribuido a forjar nuestra cultura artística, sea esta moderna o contemporánea, son artistas creadores de memoria, sus signos visuales han intentado tomarle el pulso de nuestra época, unos recurriendo a los lenguajes de la tradición y otros, construyendo perspectivas desde lenguajes muy distintos, quizá más relacionales e interdisciplinarios, diferencia que a mi juicio no anula ni contradice la experiencia establecida por los precursores de nuestra tradición moderna, siempre he dicho que el arte hondureño es una fusión de lo moderno y lo contemporáneo, así se ha tejido nuestra cultura artística, por este caminos hemos transitado, a veces con solvencia y en otros momentos con dificultades y deficiencias que esperan ser superadas.
Presentación
La presentación de “Memoria de los signos”, de Carlos Lanza, tendrá lugar el domingo 19 de noviembre en la III Feria Internacional del Libro de San Pedro Sula, que tendrá lugar del 17 al 19 en el Polideportivo de Unitec.