TEGUCIGALPA, HONDURAS.- En una noche fundida en arte a través de las letras, el Centro Cultural de España en Tegucigalpa (CCET) fue testigo de la presentación de “Memoria de los signos”, la más reciente obra del crítico de arte Carlos Lanza.
En esta nueva publicación, Lanza no se desvía del afán generalizador de “La mirada otra” (libro que antecede a esta entrega) pero enfoca su lente crítico en momentos específicos de la producción artística hondureña, mediante estudios formales y detallados, erigiéndose así, como un meticuloso trabajo de investigación visual guiado predominantemente por el método semiótico que promueve un encuentro íntimo entre la obra y los artistas.
Dedicado a Bonnie de García, este libro fue entregado en un momento profundamente emotivo, sellado con un abrazo y el aplauso del público, que resonó como un eco del reconocimiento y la admiración hacia ambos referentes del arte.
El enfoque semiológico de Lanza integra las lecturas sociológicas, políticas e históricas sin despojarse de lo verdaderamente esencial: “el estudio del objeto artístico dentro de un contexto cultural determinado”, según las palabras del mismo autor.
En “Memoria de los signos” –que reúne 27 valoraciones de obras artísticas– se abordan movimientos emblemáticos como el Taller de la Merced y eventos cruciales como el Primer Certamen de Pintura Joven “Pablo Zelaya Sierra”. Se examinan también figuras icónicas como Gelasio Giménez, Mario Castillo y Benigno Gómez, pilares de la modernidad artística en Honduras.
El libro incluye un artículo sobre un performance relacionado con una escultura de Mario Zamora Alcántara, y destaca los trabajos de Santos Arzú, Blas Aguilar y su propuesta figurativa, así como la obra de los colombianos Jorge Restrepo y Mildred Gallo, quienes también encuentran su espacio en las páginas.
Esta publicación, fruto de una extensa trayectoria, aborda con rigor conceptual temas como la identidad, libertad creativa y calidad artística. “En el libro que hoy presento, ‘Memoria de los signos’, abordo específicamente la obra de arte”, señaló su autor.
Una joya adicional en este compendio es un ensayo inédito basado en la última conversación que Lanza sostuvo con el pintor Mario Castillo, a quien considera “uno de los artistas más completos de Honduras”. La inclusión de un artículo sobre la muerte del Premio Nobel de Literatura Octavio Paz, titulado “Una experiencia personal con la muerte de Octavio Paz”, añade una dimensión introspectiva a la obra, recordando la influencia del poeta en el estilo y la metáfora que Lanza emplea para estudiar el arte.
El autor también dedicó su esfuerzo al artista Víctor López, actualmente internado en el “domo” del Hospital Escuela tras sufrir un derrame cerebral. Lanza relató cómo, a través de señas, López le pidió una libreta para escribir: “cuando salga de acá voy a hacer un proyecto con usted”. Este acto de esperanza y resiliencia deja en evidencia, una vez más, la imperceptible línea dibujada entre el arte y la vida.
Finalmente, la velada concluyó con una sesión de preguntas y respuestas, coronada por un fraternal aplauso que agradece el empeño de Lanza, quien a través de su sensibilidad y su pluma teñida de elegancia, logra conectar al lector con eventos claves que han marcado el ritmo de las artes visuales en el país.