Tegucigalpa, Honduras
Parece una película de ficción, pero no. Stephen Hawking murió exactamente el mismo día en que, hace 139 años, nacía en Ulm, Alemania, uno de los físicos más conocidos de la historia: Albert Einstein. Vaya cosas de ¿la ciencia?
Dueños de cerebros impredecibles y perfectamente lúcidos, Stephen Hawking y Albert Einstein apenas compartieron durante 13 años la misma atmósfera: desde el nacimiento del físico inglés en 1942 hasta el fallecimiento del creador de la teoría de la relatividad en 1955.
Los dos -tanto Hawking como Einstein- vivieron 76 años. Las paradojas existen en ¿la ciencia?
El trabajo de Hawking estuvo ligado especialmente a resolver misterios del universo, sobre todo el origen de este a través del big bang, así como la presencia de agujeros negros. Todo fue el fruto de su entendimiento racional de la teoría que desarrolló Einstein, uno de sus principales referentes de estudio.
Sin ser los más brillantes de sus clases, ya adultos ambos estudiaron las ondas gravitacionales; Einstein predijo sus existencias y el año pasado Hawking dijo: “Ofrecen una nueva forma de mirar el universo y revolucionar la astronomía”.
“Mi objetivo es simple: entender completamente el universo, cómo es y por qué existe”, dijo una vez este científico británico que, además, no deja de guardar alguna relación con el matemático y físico italiano Galileo Galilei, padre de la física y la astronomía moderna: Hawking nació el 8 de enero de 1942, coincidentemente en el aniversario 300 de la muerte de Galilei.
Y si finalmente quieren dilapidar estas coincidentes características entre las vidas de los científicos, pues habrá que remitirse al doodle de Google que se hizo viral el 14 de marzo: la muerte de Stephen Hawking coincidió con el aniversario 30 del número pi, el que sigue siendo una intriga para los matemáticos.
¿Es ciencia o ficción? Hawking, Einstein y Galilei coinciden en algo: sus legados nunca morirán en las conexiones del espacio sideral...
Desde su existencia
Hawking fue uno de los científicos más populares del mundo, no solo por sus descubrimientos y teorías, sino también por las circunstancias de su vida.
Cuando tenía 21 años comenzó a notar que sus movimientos eran cada vez más torpes y se le diagnosticó un tipo de esclerosis lateral amiotrófica.
Los médicos le dieron entre dos y tres años de esperanza de vida como máximo, pero el británico desafió los pronósticos y siguió haciendo ciencia durante más de cinco y media décadas.
Aunque la enfermedad fue paralizándolo lentamente, pudo seguir trabajando en sus teorías y seguir difundiéndolas, además de participar en foros y expresar su opinión sobre los últimos avances de la ciencia.
Sin duda, los agujeros negros, el origen del universo y la interpretación de la teoría de la relatividad de Einstein fueron algunos de los temas con los que el genio moderno deja huella en el mundo.
