Tegucigalpa, Honduras.- Víctor Manuel Ramos encarna la esencia misma de un hombre de letras. Nacido en Camasca, Intibucá, su existencia es un mosaico de vivencias que transitan entre la devoción por las palabras.
Médico de formación, maestro por vocación y escritor por pasión, a sus casi ocho décadas de vida, Ramos se consagra como una figura cimera en el contexto cultural del país.
Su trayectoria se ancla en valores sembrados por su madre, Ernestina Rivera, quien, desde su rol de maestra, inculcó en él el amor por las letras.
En este diálogo se desvela al hombre que habita detrás del escritor, al educador que trascendió las aulas y al visionario que busca perpetuar el valor de la lengua como fibra de un pueblo.
¿A qué le atribuye su transición de querer ser músico, estudiar docencia y medicina, especializarse en anestesiología y finalmente decantarse por la literatura?
La literatura me llamó la atención desde niño; mi mamá era maestra y en casa siempre había libros, eso despertó mi pasión. Sin embargo, estudié medicina pensando que me daría independencia económica y fue un error, porque terminé atendiendo gratis a la mayoría de mis pacientes, algo de lo que no me arrepiento.
Hábleme sobre la dualidad de elaborar textos académicos y crónicas con la escritura de obras infantiles.
El éxito de mi primer libro infantil (“Acuario”, 1991) me animó a explorar ese género, especialmente porque pocos lo hacían en el país. Las otras obras que tengo fueron surgiendo por necesidad.
De todos los premios y reconocimientos que ha recibido, ¿cuál considera el más importante?
El cariño de mis lectores. También ser director de la Academia Hondureña de la Lengua ha sido significativo. Recientemente fui elegido vicepresidente de un congreso en Ecuador, donde reconocieron el trabajo que hemos realizado.
¿Tiene obras en puerta?
Quiero terminar una historia de la música en Honduras, de la cual ya publiqué un avance de 30 páginas, y una historia de la literatura hondureña.
Además, tengo cinco o seis libros sin publicar, uno de ellos ya salió con la editorial española Edelvives, basado en leyendas precolombinas sobre el origen del hombre. También estoy desarrollando un Popol Vuh para niños.
Anteriormente mencionó que ha sido blanco de represiones, ¿a qué las adjudica?
A mi carácter. Nunca he permitido que alguien me imponga algo sin protestar.
¿Qué opina sobre el papel actual de la literatura en Honduras?
El principal problema es la falta de amor por la lectura. Muchos profesores, como no leen, no tienen una adecuada preparación, y, generalmente, los estudiantes priorizan otras cosas antes que los libros.
Leer desarrolla la conciencia, que es la verdadera identidad de cada persona. La conciencia se enriquece con el estudio, la lectura y las experiencias, y es lo que realmente nos define como individuos.