TEGUCIGALPA, HONDURAS.-El esclarecimiento de la misteriosa muerte de la universitaria Keyla Patricia Martínez Rodríguez se ha enfrascado en una guerra científica, testifical y documental.
Sin muchos contratiempos, desde Medicina Forense se informó acertadamente que la causa de muerte de la joven de 27 años, estudiante de enfermería, fue por asfixia mecánica, o sea, provocada por un elemento externo.
Sin embargo, la manera de muerte, que es cosa distinta, podría ser suicida, homicida o accidental; esta última tal vez la menos probable de acuerdo con el dictamen preliminar derivado de la autopsia médico legal.
Tomando en cuenta los resultados de los análisis físicos obtenidos mediante la autopsia en Medicina Forense, el Ministerio Público (MP) declaró que se trataba de un homicidio.
Esta tesis a raíz de los estudios científicos dista mucho de lo declarado por uno de los principales testigos y quien fue el acompañante la noche de la muerte de la universitaria, el médico ginecoobstetra Edgar José Velásquez Orellana.
EL HERALDO tuvo acceso al expediente de la investigación, el cual recoge los testimonios de todas las personas que estuvieron en la posta policial de La Esperanza el día de la muerte de la enfermera y otras evidencias.
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No me dejaron hacer la llamada
En su relató cronológico al Ministerio Público, al que tuvo acceso EL HERALDO, Edgar Velásquez manifestó que “hicieron el procedimiento para ingresarnos a las celdas de dicha posta, donde después de leerme mis derechos no me dejaron hacer ninguna llamada telefónica, aun cuando yo la pedí en varias ocasiones”.
Siguió: “Una vez al interior de esa celda, conté que allí había diez personas más del sexo masculino en la celda que yo ingresé y a mi amiga la ingresaron en otra celda en la cual estaba aparentemente sola”.
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Aseguró: “Digo eso porque fue la primera celda que observé y estaba totalmente vacía”.
Recordó que “una vez ingresada allí, mi amiga Keyla, la escuchamos que lloraba diciendo que se sentía sola, ‘sáquenme de aquí, ayuda’, y pateaba la puerta de la celda”. El doctor Velásquez Orellana dijo que “nosotros, los que nos encontrábamos en la otra celda, le gritábamos que se calmara, que íbamos a salir de todo esto”, acotó.
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Keyla les dijo que se iba a matar
“Después de una hora en esas celdas, ella dijo: ‘yo me voy a matar’; después de eso no volvimos a escuchar nada de ella y por eso comenzamos a gritar solicitando ayuda para que la Policía llegara a ver qué le pasaba a Keyla en la otra celda”, narró Edgar José.
Argumentó que “lo estuvimos haciendo por un aproximado de diez minutos, hasta que apareció un policía al cual le dijimos que viera la otra celda; al ver la otra celda (el policía), salió muy a prisa a buscar a otros policías”.
El médico contó en su interrogatorio que los policías “abrieron la celda donde se encontraba ella y sacaron a mi amiga Keyla de la celda, inconsciente; después de eso no pude saber nada más de amiga”.
Añadió que “a eso de las 6:00 de la mañana (del domingo), llegó a la celda donde me encontraba yo el subcomisionado, jefe de la posta de La Esperanza (Melvin Alvarenga), preguntando por mí”.
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El amigo de Keyla rememoró que “cuando yo me identifiqué con él, fue allí donde dicho oficial me manifestó que mi amiga Keyla había muerto, que aparentemente se había suicidado”.
El investigador que entrevistó al galeno le preguntó: “¿Podría decir usted si ella tenía tendencias suicidas?”. Edgar contestó: “Realmente no, yo que la pude observar, ella se encontraba muy alegre, ya que iba a finalizar su carrera universitaria”.
Al finalizar su interrogatorio, el testigo lamentó que “al momento que fui esposado por la Policía, estos socaron demasiado las mismas, tanto así que lastimaron mis muñecas”.
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Les cantó dos canciones
En declaraciones brindadas a la cadena CNN, el doctor José Velásquez, con nostalgia, recordó que “ella nos cantó una canción que se llama ‘Amor eterno’, ella cantó esa canción y uno de los jóvenes que estaba allí le dijo: ‘Cántese otra, licenciada, cántese Navidad sin ti’ y ella pues cantó dos, tres párrafos de cada una de las canciones”.
Velásquez Orellana recapituló que “de repente ella dijo: ‘Yo me quiero morir, yo me voy a colgar con mi suéter’. Nosotros comenzamos a decirle: ‘Licenciada, no diga eso. Yo le dije: ‘Licenciada, las palabras tienen poder, no diga esas cosas, ya vamos a salir de acá, tranquila’”.
Precisó que “más o menos como a los tres, cinco minutos de haber dicho eso ella no nos volvió a contestar”.
El especialista en ginecoobstetricia y amigo de la ahora extinta Keyla Martínez se acordó que la conoció hace aproximadamente tres años, cuando ella llegó a laborar como enfermera a la clínica San Rafael, donde él se desempeña como médico en la ciudad de La Esperanza.
Keyla y Edgar se encontraron minutos después de las 8:00 de la noche del sábado 6 de febrero en el restaurante La Meseta. Departieron unas cervezas y comida en ese lugar junto a otros amigos y alrededor de las 9:00 de la noche decidieron partir hacia el bar y restaurante Tierra Fría Grill, ubicado en la carretera hacia Marcala, La Paz.
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Edgar contó que “a eso de las 11:15 de la noche nos dispusimos a descansar; por la hora yo le ofrecí posada en mi casa a mi amiga Keyla y ella accedió. Fue como a las 11:32 de la noche cuando fuimos interceptados por dos patrullas frente a la terminal de buses de la frontera”.
Un video grabado con el celular de uno de los policías muestra el momento en el que Edgar Velásquez y Keyla Martínez llegan a la estación policial a bordo de una patrulla. El archivo delata que ambos estaban en estado de ebriedad, pero quien mantuvo la calma siempre fue Keyla.