TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Un juzgado capitalino impuso una pena de 24 años de prisión contra dos reclusos acusados por el asesinato de Ricki Alexander Zelaya Camacho, conocido en el mundo criminal con el alias de “Boxer Huber”, cabecilla de la pandilla 18 en junio de 2020.
Los dos responsables de haber dado muerte al jefe criminal al interior de la Penitenciaría Nacional de Támara fuero sentenciados por los delitos de asesinato y porte ilegal de armas en perjuicio del orden público.
Los imputados son José Luis Orellana y Julio Solimán Valladares, quienes recibieron una pena de 20 años de reclusión por el homicidio y cuatro años por porte ilegal de armas.
Tras el veredicto de la terna de jueces del Tribunal de Sentencias, la audiencia de lectura de sentencia quedó programada para el miércoles 19 de junio del presente año.
Investigaciones de la Fiscalía
De acuerdo con las investigaciones de la Fiscalía Especial de Delitos Contra la Vida (FEDCV), los dos asesinos ingresaron de forma violenta a la barbería del centro penal en donde se encontraba “Boxer Huber”, a quien le dispararon en reiteradas ocasiones hasta acabar con su vida.
Tras el homicidio, los militares asignados a la seguridad del módulo observaron a los imputados y procedieron a darles seguimiento hasta que lograron acorralarlos y los obligaron a entregarse.
Tras el registro, a ambos reclusos se les decomisaron dos armas Glock, por las cuales se les sumó el delito de portación ilegal de armas.
¿Quién era “Boxer Huber”?
Alias “Boxer Huber” nació el 3 de marzo de 1973 en la ciudad de Tela, Atlántida, pero desde los tres años emigró junto a su madre hacia los Estados Unidos. Durante 27 años vivió en los suburbios de Los Ángeles, California, donde a los 11 años se unió a la internacional estructura criminal.
En su récord criminal, sobresale el haber estado recluido en la California State Prison, Centinela, en la nación norteamericana. Tras ser puesto en libertad en 2003, fue deportado de inmediato a Honduras.
Su unión al Barrio 18 no quedó atrás. Se vino consigo a su arribo a Tegucigalpa. Con ‘la ventaja’ -dentro de la estructura criminal- de haber vivido entre los miembros de la 18 en el extranjero y hablar perfectamente el idioma inglés, su figura fue escalando hasta ser considerado uno de los jefes del temido grupo pandilleril.
