TEGUCIGALPA, HONDURAS.- Una vez más quedó comprobado que el flagelo de la extorsión ha migrado desde las grandes ciudades hacia los pueblos y las aldeas cercanas a estas, como un escape de los pandilleros ante el asedio de las autoridades en las urbes.
Aunque ya era un secreto a voces que no había salido a la luz pública, en la comunidad de Zambrano, en el Distrito Central, se venían dando desde hace algunos años hechos aislados de extorsión y presencia de pandilleros.
Recientemente se conoció que el mercado local en el que pequeños productores y locatarios vendían frutas y verduras cerró hace aproximadamente tres meses debido a presiones de una pandilla en particular.
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Investigaciones
De acuerdo con las investigaciones levantadas por la Dirección Policial Anti Maras y Pandillas contra el Crimen Organizado (Dipampco), integrantes de la Pandilla 18 residentes en las colonias Hábitat y Ciudad España han cooptado a jóvenes de Zambrano para cobrar extorsiones a ciertos negocios.
A esto se suma que la aldea no tiene la suficiente vigilancia de los cuerpos de seguridad del Estado, situación de la que se han quejado sus pobladores.
En la estación policial solo permanecen dos agentes policiales, ya que los demás que están asignados o están de día libre o son ocupados para otras labores fuera de Zambrano. Esto ha propiciado que los antisociales puedan hacer de las suyas en la apacible aldea de Zambrano.
De no haber una respuesta contundente del Estado, su población teme que la comunidad se convierta en un nuevo refugio de mareros conociendo los indicios de su presencia.
La posta policial se volvió a habilitar apenas hace dos meses, después de tres años sin funcionar.
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