CORTÉS, HONDURAS.- Un informe del Consejo para la Seguridad Pública y la Justicia Penal colocó a San Pedro Sula como una de las 50 ciudades más violentas del mundo en 2022 y a mediados de 2023 la situación parece agravarse, pues en menos de 24 horas dos masacres han enlutado al municipio industrial de Honduras.
En pleno estado de excepción, que permanece vigente desde diciembre de 2022 y que se ha extendido en varias ocasiones, ocurrieron los dos crímenes múltiples, dejando sobre la mesa la interrogante acerca de la efectividad de esta medida.
La primera masacre ocurrió en horas de la madrugada del domingo 11 de junio de 2023, cuando varias personas departían en las afueras de un negocio dedicado a la venta de bebidas alcohólicas.
Fue específicamente en la colonia Santa Martha, aledaña a varios sectores considerados de alta peligrosidad, que el grupo fue sorprendido por los atacantes, quienes sin mediar palabra dispararon contra los presentes, causando la muerte de cinco personas en la escena y dejando heridas a otras dos.
Las víctimas mortales eran cuatro hombres y una mujer, todos en edades entre 34 y 49 años.
Sus nombres eran Delia Barahona López de 34 años, Edgar Eliel Moradel Corea de 35, Jorge Emilio Castillo de 38, German David Varela Bertrand de 41 y Quintín Umanzor Mejía 49, quienes fueron descritos por sus familiares y amigos como personas tranquilas y sin problemas en la comunidad.
De los heridos se supo que fueron llevados a un centro médico en estado crítico, uno de ellos fue identificado como César Rolando Zepeda, de 65 años, quien con el paso de las horas se convirtió en la sexta víctima del violento hecho. La única persona sobreviviente permanece en estado reservado.
La violencia no descansa
Ese mismo domingo, cuando el sol comenzaba a ocultarse, familiares de las víctimas esperaban en las afueras de la morgue de San Pedro Sula la entrega de los restos de sus seres queridos, para poder verlos por última vez.
Entre tanto, en la colonia Santa Martha la consternación inundaba el ambiente, pues mientras en las viviendas de los fallecidos se preparaban con flores y coronas y colocaban sillas para poder velarlos, en las calles los habitantes se mostraban herméticos. Algunos pasaban viendo con tristeza el lugar donde horas antes la ráfaga de disparos apagó la vida de seis personas y donde ahora resaltaban algunas manchas de sangre que no pudieron borrarse fácilmente.
Más avanzada la noche, la dolorosa escena volvió a repetirse en otro punto de San Pedro Sula, esta vez en el barrio Barandillas, donde tres personas fueron acribilladas.
Los fallecidos fueron identificados como Edy Wenceslao Lone, de 27 años, Carlos Antonio Cruz, de 26 y Kevin Turcios, de 28.
Una terrible coincidencia en ambos casos es que las víctimas de este hecho también se encontraban departiendo con bebidas alcohólicas, disfrutando de una amena conversación, cuando de repente fueron atacadas a disparos.
Pero a diferencia del primer crimen múltiple, los cuerpos de las tres personas fallecidas en el barrio Barandillas quedaron al interior del negocio, entre algunas sillas del local.
Versiones preliminares indican que el crimen ocurrió a eso de las 10:00 de la noche, por lo que ni siquiera habían transcurrido 24 horas entre un asesinato y el otro.
Pocos resultados
Este lunes 12 de junio, cuando se confirmaba el deceso de la sexta víctima de la masacre en la Santa Martha, no se tenían datos de los responsables de cometer el crimen múltiple y tampoco de sus posibles motivaciones.
Y en el caso del segundo asesinato, que dejó tres muertos, solo se reporta una persona detenida, quien sería sospechosa luego de coincidir con uno de los autores materiales del hecho, quien habría sido captado por las cámaras de seguridad de la zona. Su nombre, edad y demás datos generales se desconocen.
Los familiares de ambas tragedias, que aparentemente no están conectadas, lamentaron lo ocurrido y dijeron temer que las muertes de sus parientes queden en impunidad, como la mayoría de hechos violentos en Honduras.
“Exigimos justicia, pero solo Dios..”, dijo una hermana de Quintín Umanzor, quien se dedicaba a labores de electricidad y construcción.