Tegucigalpa, Honduras
El quepis que usó en muchos de sus eventos de gala y las insignias en forma de estrella, que la convierten en el rango militar de mayor póstumo, sobresalían sobre el féretro de la extinta capitana del Ejército hondureño, Patricia Yamileth Valladares Rubio.
Una multitud acompañó el velatorio de la militar, llevado a cabo en la capilla de la Fuerza Aérea Hondureña (FAH), a la que asistieron familiares, compañeros de armas y hasta personalidades del ámbito político nacional.
Doña Dora Isabel Rubio, madre de la oficial, reiteró el pesar por la muerte de su hija, expresó que “el dolor que sentimos ahorita no tiene precio, pero ella fue una guerrera, una gran mujer y una excelente madre”, añadió.
Las muestras de pesadumbre por la irreparable pérdida fueron expresadas por los asistentes al velatorio hacia los familiares de la capitana Valladares Rubio, principalmente con su progenitora.
Una de las presentes al luctuoso evento fue la madre del actual presidente de la República, Juan Orlando Hernández, la señora Elvira Alvarado, quien además sufre la pérdida de su hija Hilda Hernández, producto del mismo accidente aéreo.
“Que el Señor llene ese vacío que nos dejan a cada uno de nosotros y que nos permita que nosotros aceptemos que la vida nos la presta nuestro Dios y que cuando el quiere recogerla, la recoge”, dijo doña Elvira Alvarado.
El momento más duro para quienes le quisieron en vida llegó. A eso de las 2:30 de la tarde el cortejo fúnebre partió de la capilla hacia el camposanto donde sería sepultada aquí en la capital.
Antes de ser depositada en la tumba, un oficial de las Fuerzas Armadas de Honduras, fiel a su disciplina, dio lectura a la ordenanza del día en la que ascendieron a su grado inmediato superior a la capitana Valladares Rubio, ahora mayor póstumo.
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